15.07.25
El Colegio de Trabajo Social de Cataluña tiene una nueva decana. Hablamos de los retos de la profesión y de la necesidad de poner en valor la profesión con Laura Morro Fernández, diplomada en el antiguo Instituto Católico de Estudios Sociales de Barcelona de la Universidad Ramon Llull, germen de la actual Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés. Morro, experta en salud mental, compagina su papel de decana con el de jefa de servicio de Trabajo Social del Consorci Mar Parc de Salut de Barcelona.
¿Qué te motivó a estudiar Trabajo Social?
Empecé mis estudios en Derecho, motivada por una búsqueda de la justicia social, seguramente influida por experiencias personales durante mi infancia, en las que viví de cerca la fragilidad de un sistema de bienestar que dejaba fuera a una parte importante de la población. A mitad de carrera, y tras haber trabajado en un colectivo de abogadas, me di cuenta de que lo que realmente me interesaba era el “después de la sentencia”, el acompañamiento a las personas una vez finalizado el proceso judicial. Tras valorar diferentes opciones, decidí iniciar la carrera de Trabajo Social, que me ofrecía herramientas y opciones más amplias para intervenir y acompañar procesos de cambio personal y social.
¿Qué le aconsejarías a alguien que quiera estudiar Trabajo Social?
Le diría que es una disciplina muy rica y diversa, que abre la puerta a conocer e intervenir en múltiples ámbitos de la acción social. Además de la intervención directa con personas, hay un gran componente de investigación e incidencia política (en el sentido amplio del término), que puede apasionar especialmente a quienes tienen inquietudes por el cambio social y el compromiso colectivo.
¿Qué crees que aportan las profesiones sociales a nuestra sociedad actual?
Las profesiones sociales aportan una mirada imprescindible sobre las desigualdades y las vulnerabilidades. Son clave para el acompañamiento de personas en situaciones difíciles, para la defensa de los derechos sociales y para generar cambios estructurales. Nos ayudan a construir una sociedad más justa, cohesionada e inclusiva.
Estudiaste en la Universidad Ramon Llull, concretamente en el antiguo Instituto Católico de Estudios Sociales de Barcelona (ICESB), que posteriormente se convirtió en la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-URL. ¿Qué significó para ti tu paso por nuestra Facultad?
Guardo muy buenos recuerdos de mi paso por el ICESB. Tanto del profesorado —muchos de ellos compaginaban la docencia con la práctica profesional y nos aportaban una visión muy realista y cercana—, como del ambiente de trabajo y del espacio compartido con mis compañeras y compañeros. Fue un período de crecimiento personal y profesional muy intenso.
¿Qué aprendiste allí que hayas podido aplicar en tu trayectoria profesional?
¡Todo! La formación que recibí fue la base de mi conocimiento y me ha servido a lo largo de toda mi trayectoria. Pero más allá de los contenidos, destacaría el enfoque ético, la capacidad de análisis crítico y la importancia de la mirada sistémica e integral en la intervención social.
¿Qué retos se te presentan como nueva decana del Colegio de Trabajo Social de Cataluña?
El principal reto es seguir dando visibilidad y reconocimiento a la profesión, defendiendo el papel fundamental del trabajo social en todos los ámbitos. Pero igualmente importante es mirar hacia dentro: queremos fortalecer el vínculo entre las colegiadas y el Colegio, que es y debe ser la casa de todas. Esto implica generar espacios de reflexión colectiva, cuidar y potenciar a las profesionales que forman parte del mismo, y atraer a nuevas generaciones que encuentren en el Colegio un espacio vivo, útil y de referencia para crecer, compartir e incidir.
Además, compaginas esta labor con la coordinación del área de Trabajo Social del Hospital del Mar. ¿Qué puede aportar una mirada social al ámbito sanitario? ¿Por qué es beneficiosa?
La mirada social en el ámbito sanitario es esencial para entender la salud desde una perspectiva integral. El trabajo social aporta una comprensión más amplia de las situaciones de las personas, teniendo en cuenta su entorno, su red de apoyo y las condiciones sociales que pueden incidir en su salud. Esta perspectiva complementa y enriquece la atención sanitaria, haciéndola más humana, equitativa y eficiente.
También quiero poner en valor la capacidad que tenemos las profesionales del trabajo social para compaginar diferentes tareas y roles: la gestión, la intervención directa, la coordinación de equipos, la docencia o la investigación. En mi caso, además de la responsabilidad al frente del área de trabajo social del Hospital del Mar y del Colegio, compagino este trabajo con mi trayectoria como doctoranda e investigadora, un ámbito desde el que podemos generar conocimiento y aportar evidencia para hacer crecer la profesión e incidir de manera más sólida en las políticas sociales.
En la Facultad Pere Tarrés procuramos mantener un vínculo estrecho con el Colegio, por ejemplo, participando en el tribunal de los premios Dolors Arteman que convocáis, en la revista de trabajo social que editáis, invitando a representantes del Colegio para dar charlas a nuestro alumnado… ¿En qué líneas conjuntas podremos seguir trabajando a partir de ahora?
Es fundamental mantener y fortalecer esta colaboración, porque la universidad es un agente clave en la construcción de la profesión. Desde la formación inicial se transmiten los valores, el rigor y el compromiso ético que definen el trabajo social. Por eso, es esencial que el Colegio y la universidad sigamos trabajando juntos, generando vínculos sólidos con el alumnado, fomentando el sentimiento de pertenencia y ofreciendo espacios compartidos de reflexión, debate y construcción de conocimiento.
Este año, por ejemplo, hemos puesto en marcha los premios del TSCAT a los mejores TFG en Trabajo Social, con el conjunto de universidades que imparten el grado en Trabajo Social, y por tanto también con la Facultad Pere Tarrés-URL. Creemos que es una muy buena iniciativa para poner en valor la investigación realizada por las estudiantes, que no solo es un trabajo académico, sino también una aportación al conocimiento colectivo.
Además, queremos impulsar líneas conjuntas de investigación, acciones de incidencia social y proyectos innovadores que respondan a los retos emergentes de nuestra sociedad. La conexión entre la academia y la práctica profesional es una de las grandes fortalezas de nuestro campo, y debemos seguir alimentándola con colaboraciones estables y significativas.