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Variadas, que combinen la parte física e intelectual y estén integradas en la dinámica familiar: aspectos clave a la hora de elegir las extraescolares ideales

Variadas, que combinen la parte física e intelectual y estén integradas en la dinámica familiar: aspectos clave a la hora de elegir las extraescolares ideales

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23.09.25

El curso 25-26 ya ha comenzado hace días y los niños y niñas ya se han acostumbrado a las nuevas rutinas escolares. Llega el momento de complementar el horario lectivo con actividades educativas y deportivas fuera del aula, que servirán para que el niño o niña pueda ir conociéndose, descubriendo qué aficiones le entusiasmarán en el futuro y, al mismo tiempo, contribuirán a la imprescindible conciliación familiar. Pero a la hora de elegir estas actividades extraescolares hay muchos factores a tener en cuenta (la edad, los horarios o la motivación por un tipo concreto de actividad), y a veces pueden surgirnos dudas en el momento de tomar la decisión. ¿Cómo deben ser las actividades extraescolares ideales? ¿Cuáles (y cuántas) son las más adecuadas para nuestro hijo o hija? ¿Qué debemos tener en cuenta al decidir? La Fundación Pere Tarrés, desde su experiencia como entidad que desde hace décadas gestiona actividades de ocio fuera del horario lectivo y que coordina actividades extraescolares en diversas escuelas de todo el país, propone algunas recomendaciones y reflexiones que pueden ser útiles para las familias.

  1. Deben priorizar lo que le gusta al niño o niña. Si una actividad le motiva e ilusiona, es más probable que se sienta comprometido y apasionado, y quiera continuarla con los años. La elección es un buen momento para acompañarlos en la toma de decisiones que irán repitiendo a lo largo de la vida. Podemos ayudarles haciéndoles preguntas como “¿por qué quieres hacerlo?” o reflexiones en voz alta como “siempre juegas a...” o “vemos que tienes mucha habilidad en esto...”
  2. Deben ser variadas. Es útil que el niño o niña tenga la oportunidad de probar distintos tipos de actividades (deportivas, artísticas, científicas) para descubrir lo que realmente le apasiona. En la escuela se desarrollan determinadas habilidades en un entorno muy concreto, y las extraescolares pueden ayudar a descubrir otras capacidades muy útiles para la vida adulta.
  3. Deben procurar una alternancia entre lo físico y lo intelectual. Alternar actividades físicas con otras educativas puede ser muy beneficioso para el niño o niña. Las actividades físicas ayudan a canalizar la energía, mejoran la salud física y fomentan habilidades sociales, mientras que las artísticas, plásticas o lingüísticas estimulan la mente y el pensamiento crítico. Realizar actividades que impliquen mayor concentración o creatividad puede ofrecer momentos de reflexión y relajación después del esfuerzo físico.
  4. Deben permitir la conciliación familiar y adaptarse a la dinámica familiar. Las actividades deben adecuarse en parte a los horarios familiares, pero si un niño o niña tiene demasiadas actividades y no queda tiempo para la familia o para el descanso, puede resultar contraproducente.
  5. Deben garantizar tiempo de calidad. Es importante equilibrar el tiempo dedicado a actividades programadas con el destinado a la familia y al ocio libre. Un calendario sobrecargado de actividades puede contribuir al estrés y la frustración. Es fundamental que el niño o niña tenga tiempo suficiente para relajarse y jugar libremente.
  6. Deben realizarse en un entorno adecuado y seguro. Hay que elegir bien las actividades extraescolares para que se desarrollen en un entorno seguro, adecuado a la edad de cada niño o niña, y estén dirigidas por profesionales de la educación el tiempo libre cualificados.
  7. Deben ayudar a responder a las necesidades emocionales del niño o niña. Las actividades extraescolares, al igual que el resto de programas de educación en el ocio (el espacio del mediodía, los casales, las colonias o los centros de esplai), generan aprendizajes no solo educativos sino también emocionales muy importantes que, al tener lugar en un entorno lúdico e informal, se adquieren de forma más directa. Por ello, otro elemento a tener en cuenta a la hora de elegir una extraescolar ideal será que responda a las necesidades emocionales del niño o niña: las actividades pueden ayudarles a conocerse mejor, a descubrir sus fortalezas y limitaciones, a adquirir valores y a desarrollar su identidad. Hay algunas actividades que pueden potenciar habilidades sociales concretas como el trabajo en equipo, el respeto hacia los demás o la gestión de éxitos y fracasos.

 

En resumen, la clave es encontrar un equilibrio entre las actividades que gustan al niño o niña y las necesidades familiares, un enfoque equilibrado que tenga en cuenta sus intereses, la conciliación familiar, la diversidad de actividades y un horario razonable. La cantidad ideal de actividades extraescolares puede variar mucho en función de factores como la edad y etapa madurativa, los intereses del menor y las necesidades familiares. No tengamos miedo de escuchar al niño o niña y buscar una alternativa si un día nos dice que ha terminado una etapa con una extraescolar. Las actividades deben responder al crecimiento personal y a la motivación individual, y no deben imponerse.

La Fundación Pere Tarrés gestiona desde hace décadas proyectos socioeducativos fuera del horario lectivo en centros educativos de todo el país. En concreto, durante el año 2024 desarrolló más de un centenar de actividades fuera del aula en unas setenta escuelas e institutos. En todos estos proyectos, que engloban actividades extraescolares y espacios de mediodía, participaron cerca de 13.500 niños, niñas y jóvenes.

Estos consejos han sido propuestos por Aina Espona y Helena Gregorio, del departamento de Escuela y Ocio de la Fundación Pere Tarrés.