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Las organizaciones del tercer sector necesitan invertir más en formación para dar una mejor respuesta a los nuevos retos sociales, según un informe

Las organizaciones del tercer sector necesitan invertir más en formación para dar una mejor respuesta a los nuevos retos sociales, según un informe

03.02.20

La Fundación Pere Tarrés ha presentado el informe "La formación en las entidades del Tercer Sector Social de Cataluña: estado actual, retos y propuestas de mejora", que muestra el diagnóstico de la formación de las organizaciones del tercer sector social catalán, elaborado a partir de un cuestionario realizado a 172 entidades con más de cuatro trabajadores federadas en la Mesa del Tercer Sector en el 2017, y paneles de expertos con 36 expertos y expertas. Y es que la formación asume un papel clave como generadora de nuevas oportunidades para las entidades que son capaces de integrarla en su estrategia, su política y sus proyectos, especialmente en un contexto de incremento de las necesidades sociales que las entidades deben abordar, paradójicamente, con menos recursos que nunca.

El análisis demuestra, en primer lugar, que las entidades no cuentan con planes de formación planificados (menos de la mitad de las entidades encuestadas, un 48%, los tienen) como consecuencia de la falta de recursos económicos, de personal especializado y estable, de tiempo para dedicarse a su gestión frente a otras prioridades y del desconocimiento del impacto de sus resultados. Para resolverlo, el estudio propone implementar planes de formación anuales o semestrales según las posibilidades de cada entidad, y en segundo lugar, llevar a cabo campañas para difundir el valor de la formación y, sobre todo, para concienciar a la dirección y a toda la organización de sus beneficios.

 

Baja inversión y pocas horas formativas

Y es que el análisis del presupuesto formativo anual de las entidades demuestra la baja inversión en formación: las entidades destinan un presupuesto anual de entre 22.000 (las más grandes) y 1.000 euros (las más pequeñas) a las cuestiones formativas, una cifra que el informe tilda de insuficiente.

Por otro lado, la mayor parte de la formación que se imparte en las entidades sociales es presencial. "Sólo un 5% de la formación es elearning, a diferencia de las tendencias actuales en otros sectores", asegura Sonia Fajardo, directora de formación profesional, académica y de inserción laboral de la Fundación Pere Tarrés y autora del estudio como parte de su tesis doctoral (UAB), que lo atribuye a la desconfianza por esta forma de aprendizaje y a la ausencia de competencias digitales dentro de las organizaciones.

El estudio también destaca que las entidades destinan pocas horas a formación. Sin embargo, según el informe, existe una tendencia positiva, ya que el 52% de las entidades han aumentado las horas destinadas a formación.

En cuanto a la tipología, las formaciones en competencias de intervención social son las más impartidas en las entidades, seguidas de las competencias transversales y la gestión de las personas. Mientras que otras competencias como la gestión de entidades, la captación de recursos y la digitalización se imparten menos. En este contexto, las grandes entidades son las que forman más en la totalidad de competencias. Estos resultados son críticos para el sector porque evidencian una brecha entre las grandes, medianas y pequeñas entidades, que influye en el desarrollo de las personas, los servicios y los proyectos.

 

Es necesaria una formación con una mirada estratégica

Los resultados muestran que la formación en el Tercer Sector social ha evolucionado y está orientada a mejorar la calidad de los servicios, el desarrollo y la motivación de las personas. Sin embargo, aún es relevante la necesidad de una formación más estratégica: proactiva, orientada a la innovación, el cambio y la digitalización, y facilitadora de la cultura y los valores institucionales. La investigación destaca la necesidad de que la formación se oriente a resolver problemas más a medio y largo plazo y que no sea tan reactiva sino que cuente con una planificación estratégica.

Los resultados obtenidos sobre el personal formado constatan que se concede más relevancia a la formación del personal contratado que al del personal voluntario. Las pequeñas entidades forman un tercio del personal contratado, las medianas forman la mitad de su plantilla y las grandes forman casi dos tercios del personal. Mientras que las entidades pequeñas y medianas forman un tercio del personal voluntario, y la mitad las grandes.

 

La formación para directivos es insuficiente

El informe revela que el personal más formado son los técnicos y considera insuficiente la formación de directivos, mandos intermedios y gestores de proyectos, teniendo en cuenta el impacto que generan sobre la toma de decisiones en la entidad. Al mismo tiempo, propone ampliar la formación de las categorías auxiliares para democratizarla y aumentar el desarrollo profesional y adaptarse a sus necesidades e intereses.

El estudio también muestra que es necesario mejorar los procesos de evaluación de la formación del tercer sector social para dar más calidad y eficacia a la formación. Algunas de las causas de esta baja evaluación están asociadas a una escasa cultura de evaluación organizacional, la falta de conocimientos técnicos para llevarla a cabo y de personas especializadas que puedan gestionarla y las bajas expectativas que tienen los trabajadores sobre la utilidad de la formación.

Por último, el informe concluye que es necesaria una mejora de la calidad de la formación (estableciendo una política de formación profesional, mejorando la planificación y la estrategia, creando herramientas y metodologías y estableciendo sistemas de evaluación) y un incremento de la financiación para los aspectos de formación. También recomienda destinar más recursos humanos, horas asignadas y categorías profesionales. Por último, el estudio revela que la coordinación con el propio sector y otros actores es clave para contar con una visión estratégica del sector.

Durante la presentación del informe, el Director de Relaciones Institucionales, Formación, Consultoría y Estudios de la Fundación Pere Tarrés, Rafael Ruiz de Gauna, remarcó la importancia del talento y las personas en las organizaciones del sector social, donde la interacción con las personas es clave: "Nuestro valor añadido está en nuestros equipos. Es en el contacto humano donde trasladamos afecto, recursos, estrategias e información", añadió. "Debemos construir un ecosistema público-social, también para la formación. Y en cuanto a las entidades sociales, hay que trabajar la cabeza, el corazón, la mano. El saber, el ser, y el saber hacer. Es decir, todas las dimensiones de las personas y de su talento. Este triángulo virtuoso, es imprescindible", concluyó. Por su parte, Sonia Fajardo, hizo un llamamiento a que "las entidades nos apoyemos mutuamente y compartamos el conocimiento" y ha aportado ideas de mejora como crear entornos de aprendizaje compartidos entre las entidades, un cuadro de mando común dentro del sector sobre las necesidades de formación o plataformas virtuales que tengan bancos de recursos.