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Los vínculos personales y afectivos son esenciales para mantener e incrementar la calidad de vida de las personas mayores

Los vínculos personales y afectivos son esenciales para mantener e incrementar la calidad de vida de las personas mayores

29.09.16

Ante el creciente envejecimiento de la población la sociedad se enfrenta a retos como la soledad, las limitaciones funcionales y, muy a menudo, la precariedad económica de las personas mayores. Para hacerles frente, la Fundación Cuberes Donlo ha encargado un estudio a la Fundación Pere Tarrés que pone de relieve hasta qué punto los vínculos personales y afectivos son esenciales para mantener e incrementar su calidad de vida.

En Cataluña un 18,3 € de la población son personas mayores de 65 años, 1.385.476 personas, de las cuales más de un 25% se concentran en la ciudad de Barcelona, según datos del IDESCAT y el Ayuntamiento de Barcelona. El envejecimiento progresivo de la población es un fenómeno que nos acompaña desde hace años y que marcará gran parte de la sociedad en que viviremos en el futuro.

A pesar de que la mejora de la calidad de vida y los avances médicos de las últimas décadas son los responsables de este aumento, no todas las personas mayores están en igualdad de condiciones. En el municipio de Barcelona el contexto económico para muchas de estas personas no es favorable, un 55% de los mayores de 60 años viven con menos de 1.065 euros al mes, y más de un 25% lo hace con menos de 532,51 euros al mes. Además, un 20% de las personas mayores presenta algún tipo de discapacidad y el 25-30% vive sola.

Los vínculos personales y afectivos mantienen e incrementan la calidad de vida

Ante esta realidad, varias entidades e instituciones públicas llevan a cabo programas para paliar la soledad de las personas mayores. Y es que los vínculos personales y afectivos creados a partir de los programas intergeneracionales tienen un impacto positivo en las personas usuarias, que experimentan mejoras en su salud emocional, ven incrementada su sensación de seguridad y disminuida la sensación de aislamiento y aumentan las su relaciones sociales y sus oportunidades de participación. Esta es una de las principales conclusiones extraídas del estudio Envejecimiento activo y personas en situación de aislamiento, realizado por la Fundación Pere Tarrés, y presentado hoy por la Fundación Cuberes Donlo, sobre el envejecimiento activo, centrado en la relación que se establece entre personas mayores de varias generaciones en el marco de programas que buscan reducir el aislamiento de las personas mayores.

Presentació de l'informe "Envelliment actiu i persones en situació d'aïllament

Las personas usuarias: mujer de más de 85 años

El perfil de las personas mayores usuarias de los programas intergeneracionales analizados en el estudio tienen la soledad no deseada y el riesgo de exclusión social como denominador común. Aproximadamente la mitad de las personas tienen más de 85 años y en un 81% de los casos son mujeres. Se trata de personas con un nivel de ingresos bajo, con ausencia o debilidad de red familiar y / o social y por tanto en situación de fuerte riesgo de aislamiento. A esto hay que añadir que algunas de estas personas tienen limitaciones funcionales.

Los impactos positivos en las personas usuarias

Informe sobre los vínculos afectivos en las personas mayores

La mejora emocional para la alegría y la ilusión que les proporciona la relación y contacto es uno de los impactos relacionados con la salud. Los usuarios también experimentan cambios en la visión de su mundo ya que incorporan una perspectiva más positiva de la vida considerando un futuro que se espera con ganas, la llegada del voluntario. La conversación es una de las actividades que tiene presencia más frecuente y más importante ya que permite un intercambio de aprendizajes.

Se genera un vínculo afectivo con el voluntario que es muy importante para el sentimiento de seguridad, protección y tranquilidad de la persona mayor: el hecho de saber que se dispone de un soporte en cualquier momento de necesidad y que alguien está pendiente de ellos de manera constante permite acabar con la sensación de desprotección y desamparo.

Las personas voluntarias: mujer de entre 55 y 69 años

La vinculación de las personas voluntarias con los programas de acompañamiento a las personas mayores se produce en diversos contextos. Algunas combinan la actividad voluntaria con la laboral, aunque la mayoría, es con la llegada de la jubilación que llega el momento clave para iniciarse. En cuanto a su perfil, la mayoría son mujeres, un 65% y tienen entre 55 y 69 años.

Los impactos positivos en los voluntarios que se han identificados vinculados a la salud emocional y la toma de conciencia de las problemáticas del colectivo con el que desarrollan su actividad. Aparte de ser un espacio de contribución social, el voluntariado representa la posibilidad de mantenerse activo, desarrollar las propias capacidades y tomar el relevo de las generaciones mayores , afirma Núria Comas, autora del estudio y técnica de proyectos de la Fundación Pere Tarrés.

La promoción del envejecimiento activo

Y es que el aumento del envejecimiento demográfico nos presenta el reto de llegar al final de vida en condiciones óptimas para disfrutar a través del envejecimiento activo. El concepto entiende el envejecimiento como un proceso que se extiende a lo largo de la vida y que optimiza las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de conseguir una mejora de la calidad de vida a medida que las personas envejecen.

El estudio Envejecimiento activo y personas en situación de aislamiento concluye con una serie de recomendaciones dirigidas a alinear los programas que buscan combatir el aislamiento de las personas mayores. Fomentar la autonomía personal, potenciar el establecimiento de relaciones personales y sociales, incrementar las actividades grupales, promover una mayor implicación del voluntariado son algunas de las más importantes.

El estudio ha contado con la colaboración de los programas Acompañamiento a domicilio de la entidad Amics de la Gent Gran; Acompañamiento asistencial y puntual de la Fundación Privada Avismón-Catalunya y Projecte Radars del Instituto Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona.