13.05.25
La situación de fragilidad de las personas que solicitan cada año becas para que sus hijos e hijas puedan disfrutar de actividades de ocio educativo en verano se mantiene en situación crítica después de varios años seguidos de crisis. El informe anual de la Fundación Pere Tarrés sobre las condiciones de vida de las familias que ha becado en verano indica una preocupante cronificación de la vulnerabilidad.
A través del análisis de diversos parámetros relativos a las condiciones socioeconómicas de las familias, el informe calcula los principales índices que miden los diferentes grados de pobreza según el índice fijado por el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat): la pobreza moderada (el umbral a partir del cual se considera que una persona se encuentra en situación de riesgo y que supone que los suyos hogares catalanes), la pobreza severa (es decir, los hogares con unos ingresos por debajo del 40% de la media de Cataluña) y la pobreza extrema (la situación más grave de todas, en la que los ingresos familiares suponen menos del 20% de la media catalana).
Así, según el informe, dos de cada tres familias becadas por la Fundación (un 66,9%, un punto más que el pasado año) se encuentran bajo el umbral de pobreza. Para poner en contexto esta cifra es preciso recordar que, en el global de Cataluña, el porcentaje de familias que se sitúan en riesgo de pobreza es muy inferior, del 24%, según la tasa AROPE.
En cuanto a la pobreza severa, casi la mitad de las familias analizadas (un 46,9%) se encuentran en esta situación, un crecimiento de 9 puntos respecto a los datos registrados en el informe del pasado año. Por último, una de cada cinco familias (19,4%) están en situación de pobreza extrema (recordemos, con unos ingresos inferiores al 20% de la media catalana), dato que aumenta también 5 puntos.
Es decir, el análisis muestra que la situación socioeconómica de estas familias becadas empeora año a año. Cabe remarcar, además, que estos indicadores tienen en cuenta los ingresos de las familias, pero no los gastos que la mayoría deben asumir y que no han hecho más que crecer en los últimos años, con lo que incluso las que quedan por encima de estos índices se encuentran en situaciones muy precarias.
Rentas medias más bajas
Existen otros indicadores que inciden en este empeoramiento de las condiciones de muchas familias. Por ejemplo, el informe indica que los ingresos medios anuales también descienden. La renta media por hogar de las familias analizadas se sitúa en 15.665,78 euros anuales, 684 menos que la registrada en el estudio anterior, y un porcentaje muy importante de éstas (un 31,7%) se sitúa en franjas de renta por debajo de los 15.000 euros. Además, un 11,7% de estas familias vive con menos de 5.000 euros al año.
Esto con respecto a la media de renta de la familia. Pero también es muy significativo el dato de ingresos medios por persona, que en la muestra analizada es de 7.108,52 euros anuales, 500 euros menos que el del análisis anterior. Además, un 31% de la muestra vive, de promedio, con menos de 6.000 euros al año por persona. Debe explicarse que esta media por persona (que técnicamente se llama media de ingresos por unidad de consumo) se extrae dividiendo la renta total de un hogar entre el número de miembros de la familia y aplicando un peso específico diferente a cada miembro (1 punto al padre/madre que aporta el grueso de ingresos, 0,5 al resto y 0,3 a los menores de 14 años).
Una vez más, si comparamos la situación de la muestra analizada con los datos globales de toda Cataluña se evidencia cómo crecen las situaciones de extrema vulnerabilidad de las familias analizadas: según el Idescat, la media anual de ingresos por familia en Cataluña fue en 2024 de 24.412 euros (recordemos que la media anual de la muestra de familias atendidas por la Fundación es de 15.665,78 euros anuals). En cuanto a renta media por persona, la catalana se sitúa en 16.546 euros, más del doble que los 7.108 euros anuales que refleja el informe para las familias analizadas.
Familias monomarentales y dificultades para financiar gastos básicos
Estas cifras y porcentajes son la punta del iceberg de una situación muy compleja para muchas familias. Y estas dificultades económicas a menudo acaban repercutiendo en los niños y niñas: algunas familias no tienen ingresos suficientes para mantener una alimentación equilibrada ni para calentar adecuadamente el hogar en invierno; algunas viven en viviendas insalubres, pequeñas y sobreocupadas, donde los niños y niñas no disponen de espacios con suficiente intimidad o comodidad para estudiar o realizar las tareas de la escuela. La mayoría de las familias que solicitan beca en la Fundación tienen también problemas para pagar algunos recibos mensuales y costearse vacaciones y muchas tienen dificultades importantes de conectividad a Internet.
Hay más datos del mismo informe que inciden en estos factores de vulnerabilidad: los hogares analizados, por ejemplo, tienen una alta ocupación: en el 31% de los casos viven 4 o más personas y casi la mitad (45,4%) son monoparentales o monomarentales. Otros datos indican que el 15,7% de las familias cuenta con alguna persona del núcleo familiar con carné de discapacidad. Por lo que se refiere a la vivienda, la gran mayoría de familias (3 de cada 4) no disponen de vivienda en propiedad, mientras que entre la minoría de familias que son propietarias de su residencia, el 29% tienen menos de 75 metros cuadrados. También se detectan situaciones de hacinamiento: el 68,4% vive en una superficie inferior a 25 metros cuadrados por persona.
Becas para más de 6.500 niños y niñas
En este contexto, para muchos hogares, garantizar que sus hijos e hijas participen en actividades educativas y de ocio fuera del horario lectivo es todo un lujo. La Fundación Pere Tarrés está convencida de que las actividades de educación en el ocio son esenciales en el desarrollo de los niños y niñas y mejoran sus competencias educativas y profesionales, pero, además, para muchos suponen espacios reparadores y de desconexión de las situaciones difíciles que viven en casa. Además, el derecho al juego y al ocio está reconocido por la Declaración de los Derechos del Niño. Sin embargo, el 20% de niños catalanes no hace ninguna actividad de ocio educativo fuera de la escuela, y esta diferencia crece entre las familias de rentas más bajas, según el reciente informe de la Síndica de Greuges de Cataluña. Por eso, la Fundación tiene claro que debería garantizarse un acceso universal y gratuito a estas actividades para todos los niños y niñas. Una situación que es especialmente clave en verano, un período en el que es importante mantener la continuidad educativa para los niños de contextos vulnerables que participan en esplais o en centros socioeducativos.
"Hoy en día, acompañar a ciudadanos de futuro no pasa sólo por la escuela. Todo lo que acontece fuera del aula tiene un papel cada vez más relevante y en este sentido, tender a la universalización del ocio educativo es un factor de éxito". De hecho, que todos estos niños no puedan participar en actividades de ocio supone educativamente como si perdieran dos años de escolarización", ha reflexionado el director adjunto de la Fundación, Rafael Ruiz de Gauna. Unas actividades, además, que suponen una herramienta de equidad e inclusión para aquellos que más las necesitan: "Con el emergente aumento de la neurodivergencia, hay niños y niñas con necesidades educativas especiales que tienen una especial necesidad de gozar de estas actividades. Hacemos un llamamiento a movilizar recursos para atender a estos niños”, ha añadido.
Por eso un año más, bajo el lema "Transforma su verano", la Fundación pone en marcha una campaña de becas para garantizar el acceso a las actividades de ocio educativo en verano a niños y niñas en situación de vulnerabilidad. El pasado verano la Fundación Pere Tarrés movilizó 2.184.576,71 € para becar a 6.734 niños y jóvenes para que pudieran participar en casales o colonias. Esta es la mayor cifra jamás alcanzada por la entidad. Desde 2020 la Fundación ha ofrecido un 82% más de becas y la Fundación espera superar estas cifras este verano y llegar a ofrecer al menos 7.000 becas. Las ayudas son posibles gracias al soporte de administraciones, empresas y particulares. "Queremos que el verano para estos niños no esté vacío, que no pasen un nuevo verano en blanco, que puedan llenar sus bolsillos de experiencias", ha concluido Ruiz de Gauna.