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Las siete competencias académicas que se adquieren con el tiempo libre educativo

 Las siete competencias académicas que se adquieren con el tiempo libre educativo

Txus Morata
Profesora del Grado de Educación Social y de másteres universitarios. Investigadora Principal del Grupo de Investigación GIAS. Directora de la Cátedra de Tiempo Libre Educativo y de Acción Sociocultural.
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22.11.21

Las actividades de tiempo libre educativo, aparte de ayudar a los niños, niñas y adolescentes a crecer como persona, los ayuda al desarrollo escolar y, a largo plazo, a la inserción laboral. Así pues, el tiempo educativo ayuda a romper el círculo de la pobreza infantil.

Actualmente, el estado español se encuentra a la cola de Europa en relación con el índice de abandono prematuro de los estudios, con un 19% de la población entre 18 y 24 años, que no finaliza la enseñanza obligatoria o no continua estudios postobligatorios.

Este dato muestra la necesidad de que, más allá de la escuela, también, otros agentes educativos de la comunidad se comprometan con la educación de los niños, niñas y adolescentes del país para desarrollar propuestas que aborden este desafío.

Uno de los agentes educativos que contribuye a la mejora de las competencias académicas es el tiempo libre educativo o la actividad no lectiva, que comprende diversidad de actividades: artísticas, deportivas, de refuerzo educativo, de vacaciones y comunitarias, que se desarrollan también en diversidad de espacios como son los centros de tiempo libre educativo, los espacios no lectivos escolares, los centros cívicos y comunitarios y los equipamientos deportivos, entre otros.

Datos aportados por investigaciones apuntan que el acceso a la actividad no lectiva tiene correlaciones importantes con el bienestar y el éxito académico, entre otros beneficios.

Se observan relaciones entre suspender dos o más asignaturas y no hacer actividades no lectivas o, al revés, no suspender ninguna asignatura y sí hacer actividades no lectivas.

Por lo tanto, podríamos afirmar que se da una retroalimentación positiva entre la actividad no lectiva y el rendimiento académico.

También, se observa que los niños y niñas que participan en dichas actividades quieren continuar con los estudios después de la ESO.

Estas constataciones muestran la importancia de que todos los niños y niñas puedan realizar este tipo de actividades de tiempo libre educativo para la mejora de las competencias académicas, pero, sin embargo, todavía existen importantes desigualdades que impiden un acceso universal a las mismas, por motivos: económicos, culturales, oferta desigual según territorios, falta de adaptación a las diversidades funcionales, culturales y de género, entre otras.

Sin embargo, el ocio educativo comporta aprendizajes significativos para niños y jóvenes, especialmente, vinculados a las competencias académicas. Éstas se desarrollan mediante la participación en estas actividades y, concretamente, son:

  • En relación con la competencia matemática, aprendizajes como el resolver problemas matemáticos se refuerzan, por ejemplo, a partir de la realización de un presupuesto en un campamento de verano o en una ruta con adolescentes.
  • Respecto a las competencias lingüísticas, mediante la participación en las asambleas o debates sobre temas de su interés, los niños, niñas y adolescentes aprenden a expresar ideas de manera clara y ordenada y, también, a hablar en público.
  • Sobre la competencia digital, algunos de los aprendizajes relacionados con esta competencia pueden ser buscar y encontrar información en los medios digitales o pasar una tarde sin mirar el móvil.
  • En relación con la competencia aprender a aprender, podemos destacar aprendizajes como escuchar a los otros con atención, desarrollar la curiosidad y mostrar interés por aprender cosas nuevas, donde, entre otras, las actividades artísticas y culturales que se llevan a cabo en centros cívicos y en equipamientos culturales permiten su adquisición.
  • En relación con la competencia social y cívica, como respetar la forma de ser de los demás, debatir ideas y conocimientos y desarrollar el pensamiento crítico son aprendizajes que se adquieren a partir de la participación, por ejemplo, en un centro de tiempo libre educativo o en una actividad extraescolar durante el curso, fomentándose, de este modo, que los niños y niñas aprendan a negociar y a compartir.
  • Respecto a las competencias consciencia y expresión cultural, en los espacios de colonias y campamentos de vacaciones se trabajan aspectos como la valoración de otras culturas y el desarrollo de la creatividad mediante, por ejemplo, la creación de centros de interés sobre el conocimiento de otras culturas.
  • Y, finalmente, sobre la competencia sentido de la iniciativa, a través de la realización de proyectos de aprendizaje servicio o de acciones de voluntariado en el barrio, se adquieren, también, aprendizajes como, por ejemplo, el responsabilizarse por conseguir los objetivos de un proyecto que han sido acordados entre todos o bien liderar proyectos en el que participan otras personas de la comunidad.

El tiempo libre educativo es un derecho reconocido y, por tanto, todos los niños y niñas han de poder disfrutar de sus beneficios y aprendizajes favoreciendo, de este modo, la igualdad de oportunidades educativas y el desarrollo de las competencias académicas.

El tiempo libre educativo actúa como acelerador de competencias que ayudan a los niños, niñas y adolescentes en su aprendizaje en la escuela y en su crecimiento como personas.