EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS

En sociedades tan hiperconectadas ¿por qué tanto aislamiento social?

En sociedades tan hiperconectadas ¿por qué tanto aislamiento social?

Txus Morata
Profesora del Grado de Educación Social y de másteres universitarios. Investigadora Principal del Grupo de Investigación GIAS. Directora de la Cátedra de Tiempo Libre Educativo y de Acción Sociocultural.
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18.07.18

¿Por qué una sociedad hiperconectada produce tanto aislamiento social y soledad? ¿Por qué los niños y adolescentes de nuestras sociedades, que denominamos desarrolladas, padecen soledad y redes de relación insuficientes?

La crisis nos ha golpeado con fuerza y nos encontramos ante una sociedad compleja, diversa, marcada por grandes desigualdades sociales, donde existen importantes esferas de población invisible, “Los nadie”, como diría el escritor Eduardo Galeano, en su obra “El libro de los abrazos”.

Unas sociedades donde el aislamiento social y la soledad está generando problemas que afectan a la vida de las personas, especialmente a la de los niños, niñas y adolescentes. Algunos de ellos, de especial importancia:

1. El alto índice de suicidios. Según datos de la OMS en 2014 el suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes de 9 a 19 años en el mundo, detrás de los accidentes de tráfico y el VIH.

2. Incremento de problemas de salud mental. El 20% de los niños y adolescentes de todo el mundo padecen de ello. El riesgo en la clase social baja es el doble que, en el alta, según datos de la Encuesta de Salud Mental de Catalunya

3. Una tercera problemática hace referencia a los llamados niños de la llave. Según un estudio, en España hay 580.000 niños de entre seis y 13 años que se quedan solos por las tardes en verano. Es un 66% más que en 2009. También durante el año escolar, con el paso de Primaria a la Educación Secundaria Obligatoria más del 70 % de los institutos realizan jornada continua y solamente un 13% de las familias están en casa en esas horas. Esto quiere decir que estos chicos y chicas a las 3 de la tarde están solos en casa y las encuentran vacías.

4. Las socio adicciones entre los jóvenes como efecto de la soledad y la falta de afecto.  La edad media de inicio de consumos se sitúa entre los 14 y los 18 años, según datos de la encuesta estatal ESTUDES.

Problemas como los señalados que suponen para los profesionales de la acción social y educativa una serie de retos.  Especialmente señalaré 3 a incorporar en nuestras actuaciones:

1. La necesidad de codiseñar nuestras ciudades y nuestros barrios con la comunidad, especialmente hay que escuchar la voz y las propuestas de los niños, adolescentes y jóvenes. Construir, por tanto, ciudades más habitables, más colaborativas, ciudades amigas y accesibles para todos es una tarea que nos corresponde a toda la comunidad.

2. En segundo lugar, existen tensiones entre la dimensión global y local en relación con el cuidado y el apoyo a las personas. El municipio y el barrio son espacios fundamentales para el cuidado y el soporte a las personas, pero, por otro lado, también se producen dinámicas políticas y económicas que muchas veces no responden a este modelo de atención comunitaria, centrada en la persona y desde la proximidad. Se hace necesario, por tanto, replantear un modelo de atención que permita desarrollar en cada circunstancia de la persona respuestas flexibles y adecuadas a sus necesidades.

3. Ante sociedades individualistas, que producen situaciones de soledad y aislamiento social, se requiere promover espacios y contextos comunitarios, como por ejemplo experiencias de tiempo libre educativo. Experiencias que pueden favorecer redes de amistad y de relaciones diversas para los niños y adolescentes y también para las familias.

Frente a este sueño de comunidades accesibles, más humanizadas y comprometidas, los profesionales de la acción social y educativa que trabajamos especialmente con niños y adolescentes tenemos el reto de impulsar políticas y acciones que consideren a los ciudadanos agentes activos, con capacidad de diagnosticar sus necesidades, generando nuevos conocimientos y participando activamente en las soluciones de los problemas; promoviendo también actuaciones que tengan en cuenta la globalidad de las causas que producen los procesos de soledad y de aislamiento social que viven nuestros niños y jóvenes.

Tal como nos decía la educadora Nelsa Curbelo: “si no mejoramos contextos, no mejoraremos personas”.