COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS

Queremos envejecer, pero no ser viejos. Es necesario que seamos agentes transformadores para una sociedad que piense en la vejez en forma positiva

Queremos envejecer, pero no ser viejos. Es necesario que seamos agentes transformadores para una sociedad que piense en la vejez en forma positiva

Mariona Mercader Bullich
Coordinadora de programas de acción social de la Fundación Pere Tarrés
Ver todos los artículos

15.05.18

El pasado 20 de marzo se celebró la jornada de modelos y tendencias en el cuidado de las personas mayores, organizada por la Fundación Agrupación (www.fundacioagrupacio.es) y la Fundación Pere Tarrés (www.peretarres.org) para contribuir a la reflexión sobre el trato que se da a los ancianos.

Queremos envejecer, pero no ser viejos fue una de las grandes revelaciones comentada por la Dra. Begoña Román, profesora de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona y Presidenta de la Comisión de Ética de los Servicios Sociales de Cataluña, en el marco de una ponencia innovadora que hizo reflexionar a todos los asistentes.

Y es en este punto de reflexión donde encontramos que el estigma de la vejez y el deseo de ser eternamente jóvenes choca con la realidad del paso de los años. Como profesionales que trabajamos en el sector social debemos ser conscientes del importante papel que tenemos a la hora de poner el valor positivo en la vejez.

Hay muchos estímulos que, a lo largo de nuestra vida profesional y personal, nos llevan a pensar en la vejez como una etapa de la vida con limitaciones y pocas oportunidades.

Si prestamos atención veremos que, ya desde el ámbito académico, en las carreras y grados del sector social, la importancia que se otorga a la última etapa de la vida es mucho menor en proporción a la que se da a la niñez y la adolescencia. Y cuando se menciona se hace a menudo con una connotación de dependencia y deterioro.

La idea de que todo lo que no está relacionado con la juventud tiene menos valor se aprecia en la publicidad, en los estereotipos, en el ritmo frenético de la vida y en los ojos de una sociedad, en general, demasiado preocupada por los valores superficiales y materiales.

Las personas mayores de 65 años representan en la ciudad de Barcelona el 24,7% de la población (según datos del anuario estadístico de la ciudad de Barcelona del año 2017 del ayuntamiento de Barcelona). Es bastante alarmante pensar que, hoy en día, una cuarta parte de las personas que viven en la ciudad son observadas con una mirada crítica, de desconocimiento o negativa, en su mayor parte. Como profesionales que trabajamos con y para las personas, y que en nuestro día a día podemos promover los valores sociales, es necesario que tomemos conciencia de las muchas oportunidades que tenemos para trabajar con una mentalidad de la vejez en positivo.

Como psicólogos, educadores, integradores y animadores podemos actuar como agentes transformadores. Debemos ser conscientes de lo gratificante que puede ser incluir, en nuestros equipos, acciones y actividades intergeneracionales, ancianos de referencia como personal de apoyo, ciclos y conferencias participativas con personas mayores y actividades de Voluntariado y Mentoring Senior.

Según datos del instituto estadístico de la Generalitat de Catalunya del año 2011, las personas mayores de 65 años son el grupo que más voluntariado realiza de toda la población. Esta tendencia se ha mantenido y ha aumentado a lo largo de los años. Sería muy necesario buscar perfiles dentro de este grupo para incorporarlos en las dinámicas de los equipos y servicios con los que trabajamos, ya que estas personas pueden proporcionar tiempo de calidad, conocimiento, sabiduría y valores. Pueden actuar como personas de referencia para los colectivos vulnerables y para aquellos con carencias de referentes sólidos.

Las experiencias conocedoras de mentoring y voluntariado social de personas mayores en equipos con niños y jóvenes, siempre y cuando estén bien organizadas y supervisadas, tienen una valoración de satisfacción muy elevada para todas las partes implicadas. La generación de vínculos afectivos y relacionales es casi inmediata y por lo general implica un aumento de la autoestima por parte de todos los participantes.

Por otro lado, para aquellos y aquellas profesionales que trabajan en equipos y servicios destinados a las personas mayores, es necesario promover su participación activa, empoderamiento, mirada abierta y ser detectores de las oportunidades que surgen para ayudar a sensibilizar sobre las realidades de los ancianos y ancianas en la sociedad.

Debemos atrevernos y ser innovadores y no colaborar en la promoción de estereotipos hacia las personas mayores. Es necesario hacer un análisis constante del importante papel que tenemos como agentes de cambio social. Es necesario que trabajemos para visibilizar la actividad de las personas mayores fuera de los equipos y que seamos capaces de generar sinergias que permitan que los espacios destinados a las personas mayores abran sus puertas a la participación ciudadana en general.

Todos estos cambios ayudarán, poco a poco, a ofrecer nuevos modelos de referencia mucho más diversificados de lo que puede significar envejecer y hacerse mayor, y podrá contribuir a crear una sociedad más justa con las personas mayores. Debemos ser conscientes de que el envejecimiento de nuestra sociedad depende en gran parte de nosotros mismos.

ENVEJECER es una oportunidad diaria para ser más GRANDES, ¡Aprovechémosla!

Comparte el artículo

Etiquetas