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El impacto de la incertidumbre política en la salud mental de la ciudadanía

El impacto de la incertidumbre política en la salud mental de la ciudadanía

Sarai Simó
Docente FCiE
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13.09.23

El equilibrio entre la política y la salud mental es un delicado acto de malabarismo en cualquier país. En un mundo en constante cambio, la incertidumbre política puede tener profundos efectos en la salud mental de la ciudadanía. Nuestro territorio no es una excepción, especialmente en un contexto de transformación política y con la sombra de las decisiones electorales que planea constantemente. El efecto de la incertidumbre política sobre la salud mental es complejo y multifacético, siendo esencial analizarlo con detenimiento.

La incertidumbre política puede generar un ambiente de tensión y ansiedad, especialmente cuando las decisiones importantes están pendientes o cuando los cambios pueden ser disruptivos. El futuro político incierto puede provocar preocupaciones sobre las políticas que se pueden implementar, con posibles efectos en la vida cotidiana de los y las ciudadanas. Además, los conflictos partidistas y la polarización política pueden crear un clima de confrontación y hostilidad que agrava aún más esa ansiedad. Puede tener consecuencias incluso para las relaciones interpersonales. Las discusiones políticas pueden convertirse en más apasionadas y menos respetuosas, y las diferencias de opinión pueden llegar a dividir amistades y familias.

La falta de claridad política puede llevar a la percepción de una carencia de dirección en el país. Esta sensación puede mermar la confianza en las instituciones y en el sistema político en general. Cuando la ciudadanía percibe que las decisiones importantes están en suspensión, puede sentirse desconectada del proceso político y, por consiguiente, menos representada. Este sentimiento puede conducir a la desafección política y a la sensación de impracticabilidad de impactar en las decisiones que afectan a sus vidas.

Por otra parte, la incertidumbre política también puede tener un efecto contrapuesto. Algunas personas pueden sentirse revitalizadas y comprometidas en participar más activamente en el proceso político para influir en los resultados. Esta respuesta puede ser positiva y empoderadora, puesto que puede dar lugar a un aumento en la participación cívica y al compromiso con las cuestiones públicas.

Es evidente que la incertidumbre política no afecta a todos por igual. Las personas con predisposición a la ansiedad y otros trastornos de salud mental pueden resultar más vulnerables a sus efectos negativos. Asimismo, las personas que ya se sienten marginadas o desatendidas por el sistema político pueden experimentar esta incertidumbre con mayor intensidad.

El tercer sector social desempeña un papel fundamental en el abordaje de esta cuestión y en la promoción del bienestar general y la consideración de las personas vulnerables. Y, por eso, los y las profesionales de la acción social pueden abordar este desafío de las siguientes formas:

  • Con abogacía e incidencia política para promover la cohesión social y la protección de los derechos de las personas vulnerables. Pueden trabajar con otras organizaciones del tercer sector para influir en los procesos políticos, realizar recomendaciones a los legisladores y defender cambios normativos que beneficien a estas personas.
  • Con acción directa y soporte comunitario a las personas vulnerables como ayuda alimentaria, alojamiento, asistencia sanitaria, orientación laboral y servicios de atención a las personas con discapacidades. También pueden organizar programas de formación y capacitación para ayudar a las personas vulnerables a mejorar sus habilidades y oportunidades.
  • Promoviendo la educación y la sensibilización de la sociedad sobre las cuestiones que afectan a las personas vulnerables, como el racismo, la discriminación, la pobreza y las desigualdades. Los profesionales de la acción social pueden realizar campañas de sensibilización y organizar charlas y talleres para la comunidad para promover la comprensión y la solidaridad.
  • Generando redes de colaboración con otras organizaciones del tercer sector, así como gobiernos locales, agencias y otros actores, puede aumentar la eficacia de las iniciativas destinadas a las personas vulnerables.
  • Con búsqueda y defensa de datos sobre las desigualdades y necesidades específicas de las personas vulnerables, para defender políticas basadas en la información e identificar áreas en las que se requiere una mejora.

Como ya demostraron durante la crisis sanitaria de la COVID-19, los y las profesionales de la acción social en el tercer sector pueden hacer una diferencia significativa en la promoción de la salud mental de la ciudadanía frente a las situaciones más difíciles. Para ello, se precisa una buena calificación y compromiso para que su dedicación y trabajo en estas áreas puedan contribuir al progreso y al bienestar general. 

Desde la Fundación Pere Tarrés trabajamos para formar futuros técnicos y técnicas de Integración Social y de Educación Infantil de alta calificación que se conviertan en agentes de cambio en una sociedad que sea más justa e inclusiva para todos y todas.

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