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Identidades que transforman

Identidades que transforman
Alejandra López Martín

Alejandra López Martín
SIEP Sant Andreu - Fundación Pere Tarrés

Carlota López Rubio

Carlota López Rubio
SIEP Sant Andreu - Fundación Pere Tarrés

Judith Hernández Juárez

Judith Hernández Juárez
Coordinadora General de Acción Social

25.06.18

La identidad es la calidad de una persona de ser quien es, manteniendo su personalidad de forma constante en el tiempo, asociada a una serie de atributos y características, que le identifican como sujeto individual y social. Es la percepción que cada persona tiene sobre sí misma en relación a los otros.

La configuración de la identidad en la adolescencia es fundamental, generando crisis psicosociales y confusión de roles que a menudo generan malestares y conflictos con el entorno.

En el caso que nos ocupa, hemos profundizado en la configuración de las identidades de jóvenes catalanes / as, hijos e hijas de personas nacidas en otros lugares que configuran su identidad de acuerdo al contexto en el que han nacido y de las culturas transmitidas para la familia, lo que, en ocasiones, genera conflicto, en tanto, la manera de entender el mundo es diversa.

Transformar las diversidades identitarias, pasando del conflicto en la oportunidad, generando identidades múltiples, plásticas y diversas es un reto para la intervención con jóvenes que pueden generar identidades únicas y múltiples.

Cuando empezamos a investigar sobre las identidades, tomamos como referencia las definiciones de Manel Castells, que distingue varias identidades en función de cómo se configuran, a través de las relaciones de poder que se dan dentro de una sociedad.

Para entender mejor el proceso de construcción de las identidades, es importante saber que, primero, la identidad se construye a través de la identificación con múltiples aspectos (culturales, estéticos, de valor, etc.). Y segundo, es un proceso colectivo, en el que son los otros los que validan si respondemos a lo que se espera de nosotros.

Sobre la base de lo dicho anteriormente, hay un tipo de identidad dominante que Castells llama "legitimadora", y que es reconocida y validada desde las instituciones de poder.

En respuesta a este tipo de identidad, surge la de "resistencia", desde colectivos o grupos que son excluidos y encuentran mayores dificultades para el acceso al poder ya los recursos que los grupos con identidades legitimadoras. Su construcción se basa en la auto-reafirmación cultural y el apoyo mutuo entre iguales, y se sitúa en oposición a otras identidades.

Finalmente, hay un tercer tipo de identidad denominada "de proyecto", que consiste en construir una nueva identidad a partir de los elementos culturales de los que se dispone y, al hacerlo, lo que se busca es redefinir su posición en la sociedad y la transformación social. A veces se llega a la misma desde la de resistencia. Es decir, se puede transitar de un tipo de identidad a otro a través de procesos individuales o colectivos (Silva, 2013).

En la ciudad de Barcelona ​​vemos como algunos territorios se encuentran en una situación de exclusión y segregación estructural. Es en estos territorios donde se favorece la construcción de identidades de resistencia por parte de sus habitantes y respecto al resto de la ciudad.

En concreto en uno de los barrios de actuación del servicio, se observa como la mayoría de sus habitantes han construido una identidad de resistencia. Por un lado, ligada al origen cultural, en tanto que en el territorio hay un alto porcentaje de población migrada. Por el otro, ligada a un gran sentimiento de orgullo de formar parte del barrio. En algunos casos, también, a partir de este sentimiento de pertenencia, sucede en identidades en proyecto, expresadas a través de la organización vecinal para transformar la realidad.

En este contexto, se detecta que muchos de los jóvenes catalanes, de orígenes culturales diversos, principalmente de cultura musulmana, expresan sentir una doble opresión. Por una parte, no se sienten acompañados, representados ni del todo identificados por sus referentes adultos de la comunidad de origen y al mismo tiempo reciben un recibo por parte del resto de comunidad que no les valida como identidad legitimadora.

Los jóvenes tienen la necesidad de identificarse y de sentirse reconocidos por algún grupo, ya sea el de la familia (resistencia) o el de la sociedad mayoritaria (legitimadora). El doble rechazo expresado provoca un conflicto identitario. Este hecho, sumado al momento de autodescubrimiento supone una oportunidad para poder construir colectivamente una identidad en proyecto transformadora de la realidad. Provocando cambios tanto en las identidades de resistencia como en las legitimadoras, cuestionando el poder que las apoya.

Ya que la identidad en proyecto busca la transformación social, desde el servicio de intervención nos planteamos acompañar a los jóvenes en el proceso de construcción de esta identidad a través de la acción comunitaria.

La creación de un grupo podría ser el inicio de este proceso y a través de identificar las potencialidades individuales crear un proyecto colectivo a partir de objetivos comunes.

Para tal fin, pensamos en una metodología consistente, primero, en un trabajo individual con el objetivo de identificar intereses, potencialidades y trabajar la autopercepción del valor que tienen dentro de la comunidad. Y luego, construir un grupo con objetivos comunes para diseñar un proyecto de impacto comunitario que contribuya a la construcción de una sociedad que los incluya.

Bibliografia

Víctor Silva Echeto (2013): El conflicto de las identidades. Comunicación e imágenes de la interculturalidad. Bellaterra: Institut de la Comunicació, Universitat Autònoma de Barcelona. ISBN 978-84-940187-0-1

Erikson EH. Sociedad y adolescencia. Siglo XXI Editores, S.A. 19 edición en español, 2004.