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La escucha activa, un estilo de vida

La escucha activa, un estilo de vida

Ariadna Santamaria Reguant
Profesora del área de personas mayores en la Fundació Pere Tarrés
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08.05.18

Según la Wikipedia, la escucha activa es una técnica y estrategia específica de la comunicación humana. Es la forma de escuchar más concreta que hay y la que otorga mejores resultados. Significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista de quien habla, captando sensaciones, sentimientos y pensamientos. Por lo tanto, significa implicar la mente y el cuerpo para recibir y comprender el lenguaje verbal y no verbal del interlocutor.

La escucha activa supone la ejecución de las siguientes fases:

1.- Sentir lo que nos dicen: la resonancia.

2.- Comprender lo que nos dicen, como se dice coloquialmente, "ponerse en la piel del otro" o "ponerse en sus zapatos".

3.- Interpretar y elaborar lo que hemos aprendido.

4.- Responder, si es necesario.

La escucha activa se diferencia de la pasiva -cuando el interlocutor finge que te escucha, o está centrado en sus respuestas-, y de la escucha selectiva - donde sólo la persona escucha lo que le conviene.

Hay una serie de elementos que ayudan a adquirir y desarrollar la escucha activa. Estos elementos son:

  • La disposición psicológica o estado de presencia, que consiste en estar centrado interiormente para poder dar espacio al otro
  • Observar el interlocutor para ponerse en sintonía o "rapport", que se basa en hacer de espejos, reproduciendo el lenguaje no verbal y verbal del otro para conseguir entrar en su mapa y así comprenderlo
  • Comunicar no verbalmente mediante la posición corporal, contacto visual, sonrisa y gestos que te llega su mensaje
  • Comunicar con palabras "por lo que veo", "entiendo" o sonidos "umm" que comprendes al emisor.

Hay otros elementos que hay que evitar en la escucha activa como:

  • Interrumpir.
  • Juzgar anticipadamente.
  • Ofrecer ayudas y soluciones prematuras.
  • No aceptar lo que la otra persona siente ("no te preocupes ...", "no pasa nada" ...).
  • Explicar tus historias mientras el otro necesita hablar.
  • El "síndrome del experto", que es básicamente cuando con el saber te impones -directa o indirectamente- y sacas al emisor el protagonismo de la vivencia.
  • Las auto referencias.
  • Las contra argumentaciones ("yo también", "a mí no ...").
  • Por lo tanto, una conversación con respuestas egocéntricas, consejos, opiniones gratuitas, juicios de valor o críticas y el curiosear serán respuestas a evitar si se quiere practicar la escucha activa.

En cambio, las reformulaciones - que es repetir lo que dice el interlocutor con otras palabras para comprobar que lo hemos entendido-, las repeticiones de palabras, frases o ideas clave, las preguntas de aclaración, la comprensión de sentimientos, la síntesis y la sincronización -hacer de espejo- serían formas de respuesta adecuadas para fomentar la escucha activa.

Decir escucha activa es sinónimo de escucha atenta. El acto de escuchar por sí solo casi no requiere esfuerzo. El reto consiste en dejar a un lado los propios pensamientos, deseos y emociones que podrían obstaculizar la escucha.

La escucha atenta se lleva a cabo mediante la atención abierta o la atención flotante. Consiste en tomar conciencia de lo que surge en el interior del receptor, observarlo y soltarlo, recuperando la atención de forma delicada y amable para con el emisor y manteniendo una actitud de auténtica curiosidad, atención y aceptación en la medida de lo posible.

Y ese gesto, que hay que repetir una vez tras otra, es aplicable al encuentro con la otra persona y previamente con uno mismo, ya que si una persona no sabe escucharse, no sabrá escuchar a los demás ni a sí mismo. Para hacer posible la escucha activa, la persona deberá estar en un estado de receptividad con el entorno, con el presente, a cada instante, dentro y fuera.

Una propuesta para facilitar la escucha activa es el Mindfulness. La práctica de la atención plena o consciente aplicable a la escucha activa pretende incorporar la dimensión interior y espiritual, presente en todas las realidades cotidianas.

Si eres un/a profesional y quieres conocer los principios básicos para integrar técnicas del mindfulness en el tratamiento de los trastornos psicológicos más frecuentes puedes matricularte en nuestro curso de Mindfulness: aplicaciones desde la Salud Mental. En sus sesiones se practica en primera persona la manera de prestar atención a nuestra experiencia momento a momento de una forma particular: con intención, curiosidad, apertura, aceptación y una actitud amable para con nosotros mismos y nuestra experiencia, permitiendo que las cosas sean como son y suspendiendo el juicio y la autocrítica para después aplicarlo a la práctica clínica.

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