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¿Quién puede cuidar de una persona dependiente?

¿Quién puede cuidar de una persona dependiente?

Mònica Civit Majoral
Enfermera, docente de los cursos de atención sociosanitaria de la Fundación Pere Tarrés
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08.10.18

Estoy en un bar tomando un café en la calle de Carolinas. Es el momento que tenemos de pausa cuando estamos haciendo clases. Es un momento de desconexión a veces o de rediseñar las siguientes horas de clase o de corregir alguna prueba .... Entra en el bar una señora en silla de ruedas acompañada por una cuidadora.  La señora habla con el camarero que la debe conocer y la saluda por el nombre. Ella intenta explicarle algo. Pero el camarero está ocupado y va a la suya. La señora se queda literalmente con la palabra en la boca.  Aparte, la cuidadora, sin ningún miramiento y sin previo aviso, gira la silla de espaldas a la barra donde ella se sienta en un taburete alto. La señora queda de cara a mí. Muevo una silla vacía para que esté cómoda, con más espacio. Me sonríe. Le devuelvo la sonrisa. Me habla del tiempo. Se nota que tiene ganas de hablar. Hace un día medio lluvioso .... yo le sigo la conversación mientras observo la cuidadora que se toma un refresco en la barra. Todo el tiempo de espaldas a la señora. En los 15 minutos que soy allí no se gira en ningún momento a mirarla. Yo le digo, ¿y usted no toma nada? ¿un café? ¿una infusión? El día es húmedo e invita a tomarse algo caliente. La señora me dice que no, que la cuidadora tenía sed, pero ella "no es necesario" que tome nada, cuando llegue a casa, me dice, ya le hará la comida. Yo me siento mal, pienso en cómo está haciendo su trabajo esta cuidadora que en ningún momento se ha girado para comprobar que la señora estaba bien. Que literalmente la ha aparcado allí y no se ha preocupado de ella en todo el rato. Me despido de la señora, es muy agradable y me pregunta si ya tengo que marchar. Le digo que sí, que estoy trabajando, le toco el hombro, le digo que quizás nos vemos otro día y me voy pensativa hacia clase.

La profesionalización del sector

Soy docente de futuros cuidadores, de técnicos en asistencia socio sanitaria en domicilios. Cualquiera de mis 15 alumnos en unos meses podría estar cuidando a esta señora. Y yo no puedo consentir que lo hagan así. Les cuento lo que ha pasado y hacemos un pequeño debate. Me doy cuenta de que todo lo que hemos ido explicando a lo largo del curso está dando sus frutos. Todos están de acuerdo en que la cuidadora ha actuado muy mal y que el trabajo, por el que están cobrando un sueldo, no es éste. Muchos alumnos están seguros (yo también lo pienso) que no es una profesional y por eso no se da cuenta de las necesidades que tiene la persona que cuida. Repasamos conceptos que han ido saliendo a lo largo del curso, estamos cuidando personas, pero por muy dependientes que sean, siempre, ante todo, son personas. Y los cuidadores deben velar por que estas personas disfruten al máximo en su última etapa de la vida. Y esto implica hablar con ellos con respeto, sin infantilizar, escucharlos activamente, invitarlos a una horchata o un chocolate caliente, ponerles música que les guste, ¡hay tantas cosas que se pueden hacer para hacerles sentir mejor!

El futuro esperanzador

Hace 14 años que me dedico a la docencia en el ámbito socio sanitario. Junto con otros profesionales formamos futuros trabajadores que tendrán cuidado de nuestros ancianos y, algún día, de nosotros mismos. Y es nuestra obligación enseñarles que, por encima de todo, deben ser conscientes de que trabajan con y para las personas. El cuidador profesional aprende a poner a disposición de la persona las herramientas y los recursos necesarios para que pueda ser el máximo autónomo posible. De esta manera potenciaremos su autoestima y conseguiremos que se impliquen en su autocuidado. Y conseguiremos que sean un poquito más felices. Y esto implica que, cuando salgan a pasear, deben hablar con ellos para estimularlos cognitivamente, y que si van a tomar un refresco se sienten juntos en una mesa y conversen del tiempo, de política, de economía o de lo que más interese al usuario. Y por eso hago ver a mis alumnos todo lo que han aprendido a lo largo del curso tanto las imprescindibles habilidades técnicas (dar medicación, tomar y registrar constantes, saber dar comida y un largo etcétera) y las habilidades sociales, en mi opinión, tanto o más importantes que las demás, para que sepan cómo deben tratar a las personas que cuidan desde las diferentes vertientes.

Por eso es indispensable hacer ver a la sociedad que cuando necesiten a alguien que cuide de su familiar deben buscar un profesional cualificado, un técnico en asistencia socio sanitaria, para tener más seguridad de que, escenas como la descrita al inicio, no se repitan nunca.

Más información:

(1) https://www.catalunyapress.cat/texto-diario/mostrar/655506/infantilitzacio-persones-grans-major-dels-maltractaments-psicolgics

(2) http://formacio.fmc.cat/09/fitxers/cursos/13.0008/escolta%20activa.pdf

(3) https://www.peretarres.org/wps/wcm/connect/peretarres_ca/peretarres/webs/formacio-subvencionada/home/sessions-informatives

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