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Cuando las palabras se desvanecen: comunicación no verbal y Alzheimer

Cuando las palabras se desvanecen: comunicación no verbal y Alzheimer

Irene Funes
Fisioterapeuta especializada en Neurología - Analista en comportamiento no verbal - Formadora en la Fundación Pere Tarrés (curso 2024)
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14.05.25

Todos y todas los que hemos vivido cerca de una persona con Alzheimer recordamos ese instante en que la persona amada empieza a no encontrar las palabras para comunicarse. Yo lo viví con mi abuela cuando tenía solo doce años. Como nieta y, más adelante, como profesional de la salud, he oído que comprender lo que la persona no puede expresar con palabras es vital para establecer una relación y hacer que se sienta vista. El estudio de la comunicación no verbal, para mí, no fue una elección, sino un salvavidas para seguir conectada con mi abuela. Por eso me especialicé en neurología y en análisis del comportamiento humano.

Mirar más allá de las palabras es esencial y, en caso de querer comunicarnos con una persona con Alzheimer en un estado avanzado, no tendremos otra opción que convertirnos en los expertos en comunicación no verbal que ya somos.

La comunicación no verbal (CNV) comprende todas aquellas partes de la interacción en las que se transmite un mensaje sin utilizar el lenguaje verbal. La CNV representa entre el 60 y el 90% del mensaje que llega a nuestro interlocutor. Por tanto, es importante recordar que no es tanto lo que decimos, sino cómo lo decimos.

Hay elementos de la comunicación no verbal que son aprendidos o culturales, pero, como demostró Paul Ekman (Ekman, 2015) en su investigación en Papúa Nueva Guinea, también existen aspectos innatos de la comunicación no verbal. Es decir, independientemente de la cultura, la educación o el contexto histórico, todos comunicamos de la misma forma. La expresión facial es una de las partes innatas de la comunicación no verbal. Se ha demostrado que las siete emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, asco, asombro, ira y desprecio), las expresamos todos y todas de la misma forma mediante los músculos faciales, y que nacemos con la capacidad de reconocerlas (Ekman, 2015). Obviamente, existen normas sociales y culturales que determinan qué emoción podemos mostrar, a quién y en qué momento, lo que nos lleva a disimularlas. Sin embargo, la actividad muscular facial se produce igualmente, generando lo que Ekman y Friesen definieron como microexpresión, que dura solo un cuarto de segundo (Ekman, Davidson & Friesen, 1990). Estas expresiones pueden pasar desapercibidas conscientemente (aunque uno/a puede entrenarse para detectarlas), pero nuestro cerebro las capta a través de la región ventromedial de la corteza prefrontal, detectando posibles incongruencias entre el lenguaje verbal y el no verbal.

Además, hay que tener en cuenta que las personas con Alzheimer siguen teniendo activas las neuronas espejo (excepto en casos en que esta zona se vea afectada por otras causas) (Torres et al., 2015).

Las neuronas espejo son un sistema neuronal presente en los mamíferos que nos hace mimetizarnos con la persona que tenemos enfrente. Fueron descubiertas en Italia, en el laboratorio de Giacomo Rizzolatti, cuando se observó que un primate activaba las mismas áreas cerebrales tanto al coger un objeto como al ver a otro primate haciendo el mismo movimiento (Rizzolatti & Craighero, 2004). Esto significa que, si sonreímos a nuestro interlocutor/a, su musculatura facial también se activará de forma inconsciente, incluso si no sonríe. Esto provocará la activación de las mismas áreas cerebrales asociadas al disfrutar y la secreción de hormonas de felicidad, simplemente por ver una sonrisa. Por tanto, podemos influir en el estado emocional de una persona con Alzheimer si mantenemos ciertas expresiones faciales y una actitud corporal relajada (Torres et al., 2015).

Las personas con Alzheimer pueden tener dificultades para reconocer quiénes somos, pero sentirán lo que nuestro cuerpo expresa. Esto hará que tengan sensaciones que pueden generar un efecto de proximidad o desecho. Más allá de la expresión facial, la actitud corporal puede tener un efecto cooperador o más agresivo si hablamos a la persona desde arriba o desde abajo. O, por ejemplo, el tono de voz va a influir en la activación del sistema nervioso simpático o parasimpático dependiendo de si es más fuerte y rápido o más flojo y lento. Y esto hará que esté más inquieto o más tranquilo. Contamos con la expresión facial, la actitud corporal, el tono y el ritmo de voz para poder comunicar, además de la observación constante de la comunicación no verbal de la persona con Alzheimer.

Con una mirada, un gesto de tensión en las manos, una deglución, una fruncida de cejas que exprese tristeza, una desviación de la mirada, una sonrisa o una respiración profunda, podemos transformar completamente el ambiente de una interacción con estas personas que sienten cómo las palabras se desvanecen de su realidad. Es fundamental conocer qué expresa nuestro cuerpo y qué quiere expresar la otra persona sin necesidad de palabras.

Ahora es el momento, como profesionales, de aprender a mirar más allá del lenguaje verbal. De apartar las palabras para comprender que somos un cuerpo que siente, expresa y desea. Todo esto ya lo tenemos dentro de nosotros. Recuperemos la conexión con el cuerpo para poder conectar con las personas que lo necesitan.

www.irenefunes.com

Bibliografía:

  • Ekman, P. (2015). El rostro de las emociones. RBA.
  • Rizzolatti, G. & Craighero, L. (2004). The mirror-neuron system. Annual Review of Neuroscience, 27, p. 169–192. https://doi.org/10.1146/annurev.neuro.27.070203.144230
  • Ekman, P., Davidson, R. J. & Friesen, W. V. (1990). The Duchenne smile: Emotional expression and brain physiology. II. Journal of Personality and Social Psychology, 58(2), p. 342–353. https://doi.org/10.1037/0022-3514.58.2.342
  • Torres, B., Santos, R. L., Sousa, M. F. B., Simões Neto, J. P., Nogueira, M. M. L., Belfort, T. T. et al. (2015). Facial expression recognition in Alzheimer’s disease: A longitudinal study, 383–389. https://doi.org/
  • Fernández, E. (2013). Emociones positivas. Pirámide.

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