EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

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La prevención de la violencia machista des de las habilidades sociales y comunicativas

La prevención de la violencia machista des de las habilidades sociales y comunicativas

Josep Arrandis
Profesor hasta el 2017 en la Facultad Pere Tarrés - URL
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19.04.17

Las habilidades sociales y comunicativas, a pesar de ser una serie de herramientas que facilitan y promueven la comunicación y la interacción con los demás de manera positiva, no se tienen en cuenta a la hora de trabajar en la prevención de la violencia doméstica en las aulas entre adolescentes.

La intervención con los alumnos se centra generalmente en profundizar la construcción de roles y estereotipos de género en la construcción y representaciones de masculinidades y feminidades, es decir, se centran en las concepciones y lo que entendemos sobre ser hombre y mujer y cómo lo representamos social y culturalmente. Con esto, se trabaja y reflexiona, por ejemplo, la publicidad y el tratamiento que se hace de la imagen de la mujer, o la configuración de las relaciones de pareja, los mitos asociados con el amor en las relaciones de pareja, o temas como los celos. Pero en raras ocasiones las habilidades sociales y comunicativas tienen un peso específico, específico y autónomo en la prevención de la violencia.

Está claro el carácter cultural de la violencia doméstica y que sus raíces se basan en relaciones asimétricas de poder entre hombres y mujeres, y que por lo tanto su erradicación necesita un cambio cultural en la concepción de las relaciones que nos lleve hacia relaciones igualitarias. Pero también es cierto que las habilidades sociales y comunicativas son herramientas que facilitan la igualdad, ya que buscan el bienestar en las relaciones personales en lugar de las relaciones en las que el malestar está presente, siendo por lo tanto una herramienta básica en la prevención de la violencia ya que su formación y conocimientos también conduce a alejarse de aquellas relaciones que pueden ser dañinas , destructivas o conflictivas.

La adolescencia como etapa que ha asociado una búsqueda de identidad en la que se busca el reconocimiento de un lugar y espacio en la sociedad, es un momento en el que la adquisición y la formación en ciertas habilidades puede ser esencial si se logra que formen parte de la huella identitaria en la que se construye la personalidad. También hay que tener en cuenta que es hora de que algunos niños y niñas inicien sus primeras relaciones sexuales afectivas sin siquiera reflexionar sobre los elementos, comportamientos y actitudes que constituyen y favorecen una relación sana y hacia ciertas dimensiones de la felicidad, así como que no hayan reflexionado sobre aquellos elementos, actitudes y comportamientos que conducen a relaciones conflictivas , dañinas, destructivas y dementes, incluso banalizando ciertas actitudes y comportamientos que los cautivan hacia este tipo de relación.

¿Qué pueden aportar entonces las habilidades sociales y comunicativas para prevenir la violencia machista?

Las habilidades sociales trabajan toda una serie de elementos para mejorar las relaciones interpersonales, en este sentido sus conocimientos implican la formación y la reflexión sobre diferentes aspectos y conocimientos como los siguientes:

  • Saber quiénes somos a partir de diferentes ejercicios de introspección que nos llevan a mejorar nuestra autoestima teniendo en cuenta los elementos que la componen como autoimagen, autoevaluación, autoaceptación, autoconcepto y autoconocimiento. Saber cómo somos, cómo valoramos, aceptamos, etc. es esencial saber no sólo porque hacemos las cosas y cómo las hacemos, sino también porque las hacemos, es decir, que queremos lograr con ciertas actitudes y comportamientos o lo que nos gustaría lograr y que por nuestras actitudes y comportamientos no obtenemos.
  • Saber escuchar a los demás a través de lo que se llama escucha activa, que consiste en poner todos los sentidos en relación con el otro, prestar atención al oído, pero también con la vista, gestos, palabras, tono y volumen de voz, comportamientos, el momento en que decimos o no una determinada cosa, etc. para que el otro se sienta acompañado de nuestra presencia.
  • Ser empático con los demás, saber interpretar y traducir el significado de lo que se nos comunica correctamente, leyendo las formas simbólicas de comportamientos y palabras para poder entender al otro, para poder decir que el otro es también o podría ser yo.
  • Sé asertivo saber decir las cosas, en el momento oportuno, saber decir y comunicar lo que queremos y queremos, y lo que no, explicándolo argumentativa y emocionalmente, y también teniendo en cuenta el otro y la comunicación deseable que mantenemos o no queremos mantener.
  • Saber manejar las propias emociones, especialmente las que en la relación con los demás podrían conducir a comportamientos y actitudes asociados que crean conflictos, malestares y tensiones. Emociones como la ira,  la frustración, la inseguridad, el miedo,  o la tristeza, entre otras, a veces nos llevan a atacar a terceros. Nuestras actitudes y comportamientos cuando estas emociones están presentes vienen a veces mediadas por ellas, materializándose en ataques y asaltos de diversa índole. Las habilidades sociales y comunicativas nos enseñan a canalizar estas emociones de una manera sana y positiva sin negarlas y confrontar lo que nos están diciendo y quieren comunicarse.

La prevención de la violencia debe arraigarse toda una serie de actitudes y comportamientos anclados en una base cultural, pero también necesita aprender toda una serie de habilidades como las mencionadas que ayudarían a mejorar las relaciones y que desde una perspectiva cultural no han sido parte de nuestros procesos de aprendizaje y socialización, creando por su falta una cultura de violencia en contraposición a lo que sería una cultura de comunicación donde otros fueran tan importantes como nosotros y parte de nuestra felicidad y desarrollo personal.

Desde la profesión de Trabajo Social hasta se tiene en cuenta a los sujetos en interacción con su medio social y humano, profundizar las habilidades sociales y comunicativas significa diagnosticar su uso para conocer cómo influyen en las relaciones interpersonales, reflexionar sobre las deficiencias en las mismas que se observan y se capacitan para mejorarlas, buscando el desarrollo de las personas en la mejora de sus vidas y en la relación con los demás y su entorno. Es por ello que la prevención de la violencia de la formación en habilidades sociales, y con el conocimiento de sus raíces culturales, es un camino y una herramienta adecuados en nuestra profesión para la erradicación de la violencia en general y sexista en particular.

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