EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS

Educadores sociales en la escuela para el desarrollo integral de la persona

Educadores sociales en la escuela para el desarrollo integral de la persona

Jesús Vilar Martín
Director Académico de Grado y profesor de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-URL
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13.11.16

En la actualidad es imprescindible que las políticas educativas superen la división clásica entre la “educación formal” y la “no formal” o “la reglada” y “no reglada”. Aunque en su día esta distinción fue de utilidad para hacer visible la educación social, hoy en día sólo contribuye a fragmentar unas propuestas educativas que deberían estar integradas y así facilitar el desarrollo del niño/a en todas sus facetas. Las nuevas políticas educativas han de superar la actual discontinuidad entre la enseñanza reglada obligatoria y la educación extraescolar. De la misma forma, dentro de la enseñanza reglada, es imprescindible superar la división entre las materias curriculares clásicas y las materias “transversales” para el desarrollo integral de la persona (sentido moral, actitudes cívicas, habilidades sociales para la prevención de situaciones de riesgo, destrezas comunicativas para la gestión de la convivencia o el desarrollo de aptitudes).

Dentro de la enseñanza reglada, es imprescindible superar la división entre las materias curriculares clásicas y las materias “transversales” para el desarrollo integral de la persona.

¿Pueden los maestros/as asumir el encargo de todas estas propuestas formativas? Seguramente no, porque lo curricular tiene un peso muy significativo que deja poco margen para abordar otras cuestiones. Es evidente que en la actualidad la vida escolar va más allá del trabajo curricular de las materias tradicionales, por lo que no se puede cargar a los maestros/as de todo aquello que la sociedad considera imprescindible trabajar con los niños/as.

Ahora bien, ¿es la escuela, en tanto que espacio propio de la infancia, el lugar donde garantizar que estas necesidades formativas sean contempladas? Seguramente sí, pero en la medida que ésta incorpore nuevos profesionales.

Consideramos que los educadores/as sociales deben estar presentes en la escuela, ya sea para abordar su dimensión comunitaria, como para impartir materias transversales. Actualmente, algunas experiencias están mostrando los beneficios de incorporar estos profesionales en los centros escolares: como miembro de la comisión de convivencia del centro, llevando a cabo programas de mediación y de resolución de conflictos; formando parte de los equipos interdisciplinarios en proyectos transversales como pueden ser la promoción de la salud, el refuerzo de la labor docente, la integración social, la mediación, la atención a las familias o el abordaje de situaciones problemáticas.

Estas acciones contribuyen al desarrollo de la sociabilidad, ya que la escuela sea un espacio donde el niño/a tenga experiencias satisfactorias de participación, de justicia, de construcción de comunidad, en definitiva, de desarrollo de los valores para una vida democrática y de aprendizaje de la vida social.

Pero además de esta perspectiva socioeducativa, los educadores/as sociales, que están formados para diseñar, implementar y evaluar programas y proyectos educativos,pueden desarrollar acciones formativas que tengan una estructura curricular dentro de las materias transversales. En este caso, se trata de propuestas que tanto pueden ir dirigidas a niños/as, como a sus familias.

Los educadores/as sociales pueden desarrollar acciones formativas en la escuela dirigidas a niños/as, como a sus familias.

Para los niños/as, pueden desarrollar, entre otros, programas de competencias y habilidades sociales, programas de salud (prevención sobre consumo de drogas o alcohol, sexualidad, ocio nocturno saludable, etc.), de educación ambiental, de orientación laboral, transición escuela-trabajo y orientación personal, de desarrollo de derechos humanos, de valores y educación cívica, programas de estimulación de la inteligencia emocional y las inteligencias múltiples, de convivencia intercultural y prevención del racismo o de prevención de la violencia de género.

Para las familias, pueden desarrollar programas de parentalidad positiva, gestión de conflictos con adolescentes así como aquellos temas que se abordan con los niños/as, pero desde la perspectiva de las familias.

Aunque las propuestas que estamos desarrollando están vinculadas a la enseñanza obligatoria, desde una perspectiva preventiva es fundamental empezar en la franja 0-6, por lo que sería recomendable impulsar recursos educativos especializados para esta franja de edad, flexibles y abiertos a la comunidad. En este caso, se pueden desarrollar programas para el establecimiento de pautas de crianza básicas, criterios sobre alimentación y cuidado de bebés, orientación para la gestión de situaciones potencialmente estresantes (en el dormir, con la alimentación, etc…), el acompañamiento en los primeros años escolares, o el vínculo afectivo.

En síntesis, consideramos que la educación del futuro debe integrar de manera armónica los diferentes agentes socioeducativos que contribuyen al desarrollo infantil desde una perspectiva de cooperación, transversalidad y proactividad. Asímismo, consideramos que los educadores/as sociales han de poder trabajar en la escuela como complemento imprescindible en los equipos interdisciplinarios.

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