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Retos formativos de los futuros profesionales de atención a la dependencia

Retos formativos de los futuros profesionales de atención a la dependencia

Raül Vilar Heras
Educador social postgraduado en Promoción de la autonomia personal. Profesor de atención socio-sanitaria y personas mayores
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10.07.20

El colectivo de profesionales de atención sociosanitaria tiene por objetivo ayudar a que las personas que viven en situaciones de dependencia vivan en el mayor confort físico y emocional, garantizando su dignidad, facilitando su libertad y desde el respeto.

Es por este motivo que la formación para estos/as futuros/as profesionales es capital. Los/las profesionales de atención a la dependencia que trabajan como auxiliares gerontólogos o trabajadores familiares hacen tareas de atención directa y esto significa acompañar e intervenir con la persona desde aspectos más superficiales a más íntimos, como también realizando intervenciones más puntuales o más continuadas en el tiempo. Esta intervención comporta que el/la profesional tenga que afrontar una multitud de dudas, dilemas y reflexiones éticas.

Estamos hablando, pues, de un ámbito de trabajo exigente, de gran responsabilidad y con un gran desgaste físico y emocional para la mayoría de profesionales. Recordar la definición de dependencia ayuda a captar la importancia de su tarea:

estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, ligadas a la carencia o pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas para realizar las actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de apoyos para su autonomía personal.” (Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia. Artículo 2.2.).

Ante la gran responsabilidad de estas profesiones, hay que seguir proporcionando a estos profesionales una amplia oferta formativa para poder desarrollar su trabajo de manera óptima y libre de sufrimiento, teniendo en cuenta que esta propuesta debe responder a la diversidad de funciones de las cuales son responsables, a la intensidad con la que se vive la relación con las personas a quienes atienden y a la responsabilidad de su tarea; como también poder aprender y utilizar herramientas y recursos para capacitarlos a fin de mejorar sus competencias profesionales y contribuir a una mejora del reconocimiento social.

Actualmente, la formación de carácter básico, independientemente de su tipología, facilita la adquisición de unas competencias esenciales pero, a nuestro entender, es necesaria una formación más continuada en el tiempo que trabaje de una manera más intensiva, más experiencial y actitudinal con el fin de intervenir de una manera humanista, holística, integral y global a la persona y su entorno próximo.

Desde la Fundación Pere Tarrés, en los certificados de profesionalidad, durante todo el curso se trabajan de manera intensa las habilidades sociales y comunicativas, en que la empatía es la merecida protagonista. Aun así, hay que ser conscientes que con la corta duración de los Certificados de profesionalidad más la suma a la diversidad de perfiles y recorridos previos del alumnado (lutos migratorios, carencia de formación, pocos recursos económicos, cargas familiares y laborales, precariedad económica, etc.), la formación es un primer paso, pero es necesaria la implicación de las instituciones a las que los/las estudiantes acabarán trabajando para complementar la formación integral por el desarrollo competencial en todas y cada una de las tareas que tienen que realizar.

La formación continua de los/las profesionales de atención sociosanitaria será importante para facilitar la atención personalizada de las personas a las cuales se atiende: personas con altos niveles de dependencia funcional, alto deterioro cognitivo, desorientación, multipatologías, gran sufrimiento emocional, entre otros. Por lo tanto, habrá que estar preparados/as y haber hecho un trabajo personal importante para encarar una jornada de trabajo intensa donde se encontrarán con personas que lloran, gritan, ríen, gimen, actúan,... sin que les sea sencillo entender el porqué.

Así pues, la formación continua y permanente es imprescindible, en los tiempos que corren, para los/las profesionales de atención sociosanitaria. Aprender nuevas técnicas, maneras diferentes de intervenir y de actuar, ampliar las perspectivas y los recursos para comprender a personas desorientadas o ampliar las habilidades que permiten comunicarse mejor y fijarse en las razones que se ocultan tras los comportamientos de las personas afectadas por algún trastorno neurocognitivo mayor son esenciales.

De esta forma, aprender contenidos, técnicas y métodos como la validación, la Reminiscencia, el Snoezelen, la estimulación basal, terapias asistidas con animales, arteterapia, musicoterapia, atención al acompañamiento al luto y a la dimensión afectivo-sexual o la estimulación sensorial son ejemplos de posibles propuestas formativas para dar respuesta a las necesidades urgentes de los profesionales de atención sociosanitaria de intervención directa.

Es necesario que los/las profesionales que pasen más horas junto a personas que viven en situaciones de dependencia y desorientación tengan una variada e innovadora oferta formativa, pero también reevaluación y revisión sincera como persona y profesional para identificar cuáles son sus necesidades formativas y cuáles son los retos profesionales a lograr.

A raíz de esta pandemia la situación se ha agudizado y ahora, más que nunca, es necesaria una formación como profesional y como integrante de un equipo profesional para atender en las mejores condiciones a las personas dependientes que atendemos desde estos servicios.