COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS
Marina López Martin
Consultora de CiE
Ver todos los artículos
14.04.25
Las caídas representan uno de los principales retos de salud pública, con consecuencias físicas, emocionales y sociales, especialmente en las personas mayores. A pesar de que la prevención ha sido tradicionalmente enfocada en la persona mayor, las personas cuidadoras no profesionales (PCNP) tienen un papel clave en la identificación y reducción de riesgos dentro del hogar. En este contexto, la realidad virtual no inmersiva (RVNI) se presenta como una herramienta innovadora para la formación y la rehabilitación, lo que permite una experiencia práctica y segura para el aprendizaje de medidas preventivas. Desde la Fundación Pere Tarrés, en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, se ha desarrollado una formación íntegra en prevención de caídas dirigida a las personas cuidadoras no profesionales utilizando la realidad virtual no inmersiva como herramienta pedagógica. La formación tiene como finalidad mejorar la seguridad en el domicilio y el bienestar de la persona cuidada y la persona cuidadora.
El riesgo de caídas aumenta a medida que la edad avanza, convirtiéndose en un problema de seguridad y bienestar para las personas mayores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen más de 684.000 muertes por caídas, siendo la segunda causa de muerte por lesiones no intencionadas, solo por detrás de los accidentes de tráfico.
Además de las consecuencias físicas, experimentar una caída puede tener un fuerte impacto emocional, generando una sensación de inseguridad y miedo a volver a caer. Esta percepción puede limitar la movilidad y aumentar el riesgo de aislamiento social.
Las causas de las caídas son múltiples y pueden estar relacionadas tanto con aspectos personales, como alteraciones en el equilibrio o falta de fuerza muscular, como con elementos externos, por ejemplo, la presencia de obstáculos en el hogar, una iluminación deficiente o el uso inadecuado del calzado. En este contexto, se estima que el 60% de las caídas de las personas mayores ocurren en el domicilio, lo que convierte el hogar en un espacio clave para la prevención.
Históricamente, la prevención de caídas se ha centrado principalmente en la persona mayor, con intervenciones que mejoran su movilidad y refuerzan el equilibrio. Aunque estas acciones son esenciales, dejan de lado a un actor clave en la reducción del riesgo de caídas: las personas cuidadoras no profesionales. Según el estudio “Evaluación de la calidad de vida de las personas cuidadoras no profesionales, impacto de los servicios y prestaciones e impacto de la COVID-19”, de la Fundación Pere Tarrés, la mayoría de las PCNP son mujeres de entre 46 y 65 años que cuidan a hijos/as o progenitores. Este perfil, debido al gran número de horas que pasan con la persona dependiente, tiene un papel fundamental en la detección de riesgos antes de que ocurra un accidente.
No obstante, la mayoría de ellas no cuentan con formación específica en prevención de caídas, lo que puede generar inseguridad y dificultades a la hora de gestionar situaciones de riesgo. Para abordar esta carencia, se plantea un cambio que traslade la formación en prevención de caídas hacia las PCNP.
La incorporación de la realidad virtual (RV) en el ámbito de la salud ha demostrado ser una herramienta eficaz para mejorar habilidades motoras y cognitivas. En el caso de la prevención de caídas, ha sido utilizada en personas mayores para mejorar el equilibrio, reducir el temor a caer y reforzar la confianza en la movilidad.
Sin embargo, su uso en la formación de PCNP aún es incipiente. La adaptación de la RV a la formación de estas personas permite generar escenarios realistas en los que pueden visualizar y analizar los riesgos en tiempo real, así como entrenar su capacidad de respuesta ante situaciones de peligro, sin necesidad de una exposición física a estos riesgos.
A diferencia de las formaciones tradicionales, que suelen ser teóricas y con poca aplicabilidad práctica, la RV ofrece una experiencia de aprendizaje vivencial, en la que la persona cuidadora puede experimentar de primera mano los retos que implica la prevención de caídas. Esto no solo facilita la adquisición de competencias prácticas, sino que también refuerza la toma de decisiones en un entorno seguro, permitiendo aplicar los conocimientos de manera más efectiva en situaciones reales.
Esta nueva perspectiva formativa no busca substituir los modelos tradicionales, sino complementarlos con una herramienta más dinámica y eficiente, adaptada a las necesidades reales de las PCNP.
Para el diseño de esta formación, se ha optado por la realidad virtual no inmersiva como herramienta pedagógica principal. Esta decisión responde a diversos factores, como la facilidad de uso, la reducción de barreras de acceso y la necesidad de una metodología flexible y escalable. A diferencia de la realidad virtual inmersiva, que requiere dispositivos voluminosos como gafas de realidad virtual y puede provocar efectos secundarios como mareos o desorientación, la RVNI permite una experiencia interactiva sin necesidad de cascos ni equipos especializados.
La herramienta ha sido desarrollada por la Fundación Pere Tarrés, en colaboración con La Salle Institución, con el objetivo de proporcionar una experiencia formativa que permita a las cuidadoras identificar riesgos dentro de un entorno virtual que simula un hogar real. Esta simulación se presenta como una experiencia visual e interactiva en la que la persona cuidadora debe recorrer diferentes estancias de una casa y detectar posibles peligros. El usuario/a visualiza situaciones habituales en las que pueden producirse caídas, como suelos resbaladizos, mobiliario mal colocado, obstáculos en zonas de paso o iluminación deficiente, y debe seleccionar qué acciones son necesarias para corregirlos. A través de este proceso, las personas cuidadoras pueden experimentar de manera práctica las consecuencias de un entorno inseguro y, al mismo tiempo, aprender a implementar medidas preventivas.
La aplicación proporciona explicaciones sobre por qué un elemento es peligroso y cuáles son las mejores soluciones para evitar riesgos. Por ejemplo, si el usuario/a identifica un suelo mojado como un peligro, el programa puede mostrar las consecuencias de una posible caída y sugerir acciones como utilizar alfombras antideslizantes o mejorar la ventilación para acelerar el secado del suelo. Esta estructura fomenta un aprendizaje más profundo, ya que la persona cuidadora no solo aprende a detectar riesgos, sino que también comprende cómo intervenir de manera efectiva.
La incorporación de la realidad virtual en la formación de PCNP supone un cambio de paradigma en la prevención de caídas. Esta herramienta ofrece un aprendizaje práctico e interactivo, adaptado a las necesidades reales de las cuidadoras, mejorando su capacidad para identificar y reducir riesgos dentro del domicilio. Además, permite superar las limitaciones de la formación tradicional, haciéndola más accesible, flexible y motivadora.
Sin embargo, aún hay aspectos que mejorar para optimizar la implementación de esta herramienta. Uno de los principales desafíos es garantizar la accesibilidad universal de la formación, asegurando que todas las personas cuidadoras, independientemente de su nivel de alfabetización digital, puedan utilizar la herramienta de manera intuitiva. Esto requiere soporte técnico, la adaptación del lenguaje y una interfaz sencilla que permita a las PCNP familiarizarse con la tecnología sin dificultades. También es esencial realizar un seguimiento a largo plazo para evaluar el impacto real de esta herramienta en la reducción efectiva de caídas y en la calidad de vida de las personas cuidadoras.
En conclusión, la prevención de caídas en personas mayores requiere un enfoque integral que incluya a las personas cuidadoras no profesionales como agentes clave en la identificación y reducción de riesgos dentro del domicilio. La formación mediante realidad virtual no inmersiva representa una innovación pedagógica que facilita un aprendizaje práctico y vivencial, mejorando la capacidad de las cuidadoras para prevenir situaciones de peligro. A pesar de los desafíos en accesibilidad e implementación, esta metodología supone un avance en la seguridad y el bienestar tanto de la persona cuidada como de la persona cuidadora.
La Fundación
Qué hacemos
Nuestra labor
A quién acompañamos
Nuestro impacto en la sociedad
Dónde actuamos
Posicionamiento y adhesiones
Cómo lo hacemos
Portal de transparencia
Sostenibilidad y medio ambiente
Calidad
Compromiso ético
Política de buen trato en la infancia y la adolescencia
Fomentando la igualdad
ODS
Trabajo en red
Reconocimiento y premios
Quien nos avala y apoya
Proyectos solidarios
Presentación
Proyectos
Colabora
Colaboradores
Transparencia y rendición de cuentas
Preguntas más frecuentes