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Nuevas masculinidades alternativas: hacia la transformación de las relaciones por la superación de la violencia de género

Nuevas masculinidades alternativas: hacia la transformación de las relaciones por la superación de la violencia de género

Jordi Da Silva Cunha
Educador social Centro abierto les Corts
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19.04.22

Hoy en día, podemos encontrar una cantidad considerable de información sobre de las masculinidades, el cambio en las relaciones de género relacionado con las tareas domésticas, los cuidados y concretamente sobre el cuestionamiento e interés sobre los diversos tipos de masculinidades. Pero de entre todos los ámbitos abordados, existe un interés creciente por las nuevas masculinidades alternativas (NAM) que están representando un movimiento transformador por la prevención y la superación de la violencia de género (Duque, 2015; Flecha Puigvert y Ríos, 2013). 

Y es que la violencia es una realidad que preocupa y representa un reto educativo y social por su erradicación y el logro de una sociedad más justa e igualitaria. Si miramos datos, la macroencuesta de "Violencia contra la mujer" (Delegación de Gobierno para la Violencia de Género, 2020) dice que el 32,4% de las mujeres residentes en España, han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Vivencias preocupantes podemos encontrar en todas partes, sobre todo si hacemos referencia a la adolescencia y la juventud. El otro día en las redes una profesora de un instituto explicaba, incrédula, cómo dos chicas en una tutoría normalizaban y justificaban actitudes violentas y agresiones diciendo que "era miedo amor". Preocupante y desconcertante, ¿no? 

Autores como Jesús Gómez, a través de su libro "El amor en la sociedad del riesgo" (2004) han ayudado a poner luz a este asunto. Nuestro proceso de socialización nos ha llevado a hacer conexiones, por un lado, en las que asociamos atracción y violencia y por la otra, relación igualitaria y falta de atracción o pasión. Gómez (2004) muestra en su libro como las chicas adolescentes sienten atracción por chicos que personifican actitudes y comportamientos violentos, de control, competitivos, etc., característicos de modelos de masculinidades tradicionales dominantes (*MTD). Así, los chicos, para poder ser atractivos, asumen e incorporan estos roles perpetuando este modelo. Aquellos que no lo siguen, también denominados "los chicos buenos", son chicos que no perpetúan situaciones de violencia, pero que personifican un modelo donde la atracción y el deseo no ha sido transformado y no aportan ningún elemento que ayude a prevenir y superar la violencia de género (Flecha, et al., 2013). Este tipo de masculinidad se conoce como masculinidades tradicionales oprimidas (MTO), reforzando a su vez las MTD. 

Las masculinidades alternativas están representadas por hombres que están en busca de relaciones basadas en el respeto, la igualdad, la diversidad, alejándose de personas que perpetúan el MTD y superando esta doble moral y vinculante atractivo y bondad. Flecha, et al. (2013) define tres características principales de los hombres que pertenecen a este modelo: la autoconfianza, generando atractivo especialmente cuando se vincula a valores igualitarios; fuerza y coraje para rechazar abiertamente las actitudes negativas de hombres con MTD; alejarse y no desear a personas que tienen relaciones con modelos MTD. 

Como educadoras tenemos la responsabilidad promover una organización basada en la pedagogía dialógica y de la liberación que consolide el rechazo hacia prácticas propias de la MTD y se favorece la visibilización de las nuevas masculinidades alternativas. Favorecer un modelo pedagógico que potencia el respeto y la solidaridad por la diversidad de identidades Masculinas; y unas interacciones que potencian las nuevas masculinidades alternativas y superan la masculinidad tradicional oprimida (Ríos, 2015).

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