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Jóvenes, valores y sensibilización

Jóvenes, valores y sensibilización

Núria Mirón Andreu
Educadora social. Formadora de cursos de ocio y atención a personas con discapacidad
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12.04.23

Parece que la sociedad adulta está despertando y empieza a hacerse preguntas sobre cómo acercarse a los jóvenes y cómo cuidar la salud mental de los adolescentes para favorecer su bienestar emocional. Parece que nos empezamos a preocupar por acompañarlos. Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer por parte de la sociedad adulta hacia los jóvenes, este despertar ya es un primer pequeño paso. 

Como educadora social que acompaña a los jóvenes en su día a día, me preocupa la gran soledad que viven. Y no hablamos de soledad física, hablamos de soledad emocional. Como sociedad debemos dejar de tratar a los jóvenes como si ya fueran adultos. La adolescencia es una etapa evolutiva y, como tal, debemos cuidar y respetar ese momento de la vida. Justo en esta etapa es cuando más debemos acompañar a la gente joven, desde la distancia, pero con calidez, haciéndoles saber que estamos a su lado, no desde la crítica y el juicio sino a partir del cariño y la comprensión. 

Durante esta etapa de la adolescencia debemos trabajar especialmente el pensamiento crítico para que puedan analizar y evaluar la información que les llega y formar su propia opinión de las cosas, no solo lo que la sociedad les marca. Hay que trabajar la solidaridad, la justicia social a través de la diversidad, desde la igualdad, la sensibilización y las herramientas para poder transformar lo que no les gusta. 

Desde la Fundación Pere Tarrés nos preocupamos por la gente joven y lo hacemos desde una mirada de cariño, respetando su momento y acompañándola en lo que necesite desde la escucha, sin juicios. 

Justamente porque queremos promover el cambio con la participación de todos, hemos puesto en marcha un nuevo proyecto para jóvenes de 18 a 25 años que promueve la educación con valores y la sensibilización. El proyecto "Jóvenes con valores" tiene como objetivo principal trabajar los valores con adolescentes y jóvenes, a partir de espacios de debate y reflexión ética, donde conozcan diferentes realidades de la mano de entidades y asociaciones que acompañan a personas con necesidades diversas, para posteriormente reflexionar sobre la experiencia vivida, repensar nuevas formas de hacer y cómo transformar realidades que no les gustan en nuevas realidades más amables, justas, diversas e igualitarias.

Con este nuevo proyecto queremos poner a su disposición un espacio de acogida, libre de discriminaciones de cualquier tipo, libre de violencias, donde puedan desarrollar su pensamiento crítico hacia los valores sociales que crean que deben defenderse. Por eso hay que escuchar a la gente joven y que puedan hablar sin miedo de cualquier tema que les preocupe. Debe ser un espacio donde cada persona pueda pensar y expresarse, ser uno mismo e intentar resolver todo tipo de dudas o inquietudes, siempre desde la distancia sin juzgar. No podemos hablar de sociedad si no incluimos a los jóvenes con la perspectiva de encontrar un sentido, cambiar comportamientos y mejorar la sociedad en la que vivimos. 

Justamente nuestra primera actividad fue una ruta de sensibilización con la Fundación Arrels, que trabaja en el empoderamiento de las personas que viven en la calle. 

Hace unas semanas tuvimos la suerte de poder vivir una experiencia enriquecedora a todos los niveles, desde un punto de vista emocional, educativo, solidario y para remover conciencias. Paseamos por Barcelona de la mano de Jaume, una persona que ha vivido en la calle durante treinta años (¡se dice pronto!) y su forma de contarnos su historia nos removió mucho por dentro. Jaume nos contaba su experiencia desde la ternura, con una gran sonrisa y una mirada llena de amor y recuerdos de una historia de vida muy dura, feliz de poder ser escuchado y oír que su voz era importante. 

Posteriormente al paseo, reflexionamos de todo lo que habíamos vivido esa tarde. Cuando terminó la conversación con Jaume, los jóvenes incidieron en la importancia que tiene acercarnos y escucharnos, abrir el espacio al otro, poder conversar tranquilamente sin etiquetas ni prejuicios. Estuvieron de acuerdo en que debemos evitar juzgar y ser críticos con lo que dice la gran mayoría de la sociedad sobre ciertas personas o colectivos. Es importante conocer la realidad teniendo en cuenta al otro y, a partir de ahí, colaborar para mejorar o hacer un poco más amable la convivencia en el mundo entre todas y todos. 

El grupo de jóvenes propuso ideas para colaborar y para sacar adelante proyectos conjuntamente para que todo el mundo conozca la labor que realiza Arrels y la realidad de estas personas. 

Fue una primera experiencia muy enriquecedora, llena de emociones y promotora de nuevas miradas. Un nuevo despertar comienza de la mano de jóvenes comprometidos con una fundación preocupada por mejorar una pequeña parcela del mundo en el que vivimos.