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Día mundial de la educación ambiental, muchos deberes por hacer

Día mundial de la educación ambiental, muchos deberes por hacer

Pere Vives i Santa-Eulàlia
Jefe de Educación Ambiental y Colonias de Tiempo Libre de la Fundación Pere Tarrés
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24.12.18

El 26 de enero es el día mundial de la educación ambiental y se celebra de forma continuada desde 1975 que tuvo lugar la Conferencia internacional de Belgrado donde se definió la carta de Belgrado que describía los objetivos y finalidades de la educación ambiental a escala internacional. La Educación ambiental pretende informar, capacitar y ofrecer recursos a la ciudadanía para conocer, respetar y conservar el entorno donde vive.

Si hace falta hablar de educación ambiental, significa que vivimos en un mundo que está dañado y probablemente enfermo en muchos aspectos y que necesita nuestra preocupación y cuidado. Revertir esta situación es obligación de todas y todos y sólo con revoluciones de conciencia será posible, de ahí el reto de la educación ambiental y la educación para la sostenibilidad.

La contaminación creciente del medio desde la revolución industrial a mediados del siglo XIX hasta la actualidad hace necesario incluir en nuestra vida diaria pequeñas actuaciones que ayuden a disminuir el grado de contaminantes, reducir nuestra basura, conocer nuestras emisiones de CO2, conceptos que deberían ser controlados por nosotros mismos como los productos que consumimos que deberíamos saber de dónde provienen y cómo han sido producidos o el agua que bebemos y la energía que utilizamos. Disponer de toda esta información de origen y procedimientos de elaboración y obtención es fundamental para que de manera consciente podamos escoger "como" queremos ser y "qué" podemos hacer en favor del medio ambiente.

La educación ambiental debe convertirse en un altavoz de información en todos estos aspectos para que podamos ser libre consumidores. A la vez desde pequeños debemos disponer de oportunidades de descubrir la naturaleza y entender cómo los sistemas naturales como son poblados por las personas se convierten en sistemas muy modificados y a veces dañados de manera irreversible. Conocer los procesos de transformación es vital para evitar que se vuelva a repetir las cosas que no hemos hecho bien en los últimos años.

Las nuevas tecnologías y la educación ambiental deben ir de la mano para trabajar conjuntamente en favor del medio ambiente, para mejorar todos aquellos indicadores ambientales que hoy en día están mostrándonos que la tierra está enferma y que tenemos que revertir y devolver a niveles de hace 50 años. Las políticas ambientales deben ser capaces de plantear nuevos retos a alto nivel, de ciudades, países o estados, pero esto no es excusa para que en lo personal no asumimos cada uno los retos personales propios en casa o en los círculos de pequeñas comunidades donde interactuamos de manera cotidiana. El cooperativismo entre vecinos debe aumentar, el intercambio y la solidaridad deben convertirse en un método más habitual y esto sólo será posible desde las entidades, las asociaciones de vecinos, los pequeños grupos organizados, las responsabilidades corporativas, las iniciativas sociales y que sean capaces de fomentar economías circulares y hacer procesos de km cero, reducción de emisiones y situaciones socialmente más justas. 

Ahorrar agua, tener un huerto en el balcón, comprar en proximidad, velar por la comida que compramos, hacer más saludables nuestras dietas, caminar más o escoger movilidades sostenibles, reducir los residuos, reparar las cosas, comprar a granel, llenar las lavadoras, reparar los grifos que gotean, recuperar materiales en desuso, apagar las luces, en resumen, aprender a vivir con menos, aprender a aumentar nuestro tiempo para compartir con los demás y hacernos más humanos. Mil actuaciones de cada día que podemos mejorar, es la apuesta por este 2019 que ha comenzado.

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