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4 claves para renunciar a la fundación de una entidad y 1 para apostar

4 claves para renunciar a la fundación de una entidad y 1 para apostar

Oriol Toro Camprodon
Director de Xarxanet.org
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23.01.19

Cada año se registran en Catalunya un montón de entidades, pero realmente, ¿quién empuja a la población a emprender un camino loco y desagradecido como este? ¿A quién se le ocurrió la sandez de lanzarse al desierto sin agua ni sombrero? Permitidme que exponga 4 razones por las que os desaconsejo totalmente la fundación de una entidad.

  1. Son locos estos romanos. La burocracia para poner en marcha una asociación no es muy complicada, pero si ya quieres hacer otras cosas, como solicitar un permiso para realizar un acto en la vía pública, solicitar un certificado digital o modificar los apoderados de la cuenta corriente de la entidad, la ristra de papeleo recuerda a 'Las XII pruebas de Astérix'. La burocracia está pensada para las grandes entidades, las más pequeñas no se pueden permitir tener personas liberadas que dediquen sudor y lágrimas a hacer las excursiones administrativas pertinentes. Por no decir, que en la mayoría de casos hay un gran desconocimiento de lo que hay que hacer y cómo hacerlo.
  2. Gran Hermano VIP. Porque las novelas orwellianas no están muy alejadas de la realidad fiscal de las entidades. Miradas siempre con lupa por la administración. Ahogadas en tasas y aplastadas cuando la cosa se desvía un milímetro del patrón establecido. Y estamos hablando de entidades con volúmenes de facturación inferiores a 25.000 € anuales. ¡Alerta si haces una factura o contratas a alguien! ¡Tú te habías juntado con unos amigos para montar un grupo de gigantes, pero cuidado si compras unos bocadillos y bebidas con dinero de la subvención para los miembros de la entidad! ¡Seguro que serás nominado a abandonar la casa!
  3. Juego de Tronos. No nos engañemos. Los miembros de una entidad difícilmente pueden decidir gran cosa. Todos sabemos que el verdadero poder está en la cúpula. La permanente se reúne, toma decisiones y las ofrece a la votación estéril de una asamblea que incomprensiblemente cada vez cuesta más que reunir. Por no decir que cuando alguien intenta acceder a esta élite decisora ​​rápidamente se activan los mecanismos para que el trono de hierro no sea usurpado por ilegítimos candidatos.
  4. Lo que el viento se llevó. "A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre" como si de Scarlett O'hara se tratara, las entidades repiten este mantra cada año. Pero todo es pasajero. Las dificultades en la captación de fondos y no digamos la captación de personas voluntarias cada vez son mayores. Tú tienes una causa. Tu causa es súper legítima. ¡Ahora bien, es tu causa! ¿Cómo lo puedes hacer para que sea transversal a la sociedad? ¿Cómo debes hacerlo para que la gente apueste su tiempo o recursos en ti? Y poco a poco la ilusión del principio se reconvierte en una letanía que implora clemencia y te pide que tires la toalla a gritos. ¿Y piensas ... quien me mandaba a mí enzarzarme en estos jardines? 

Todo es fatalista. Realmente parece que no haya un solo anhelo de esperanza en este mar inhóspito, pero permitidme ofreceros una pequeña lucecita en medio de tanta oscuridad. Mi tono sarcástico de los últimos párrafos no se aleja demasiado de la realidad asociativa. Hace años que tengo el privilegio de trabajar con entidades y personas voluntarias de todo el territorio catalán. Desde el proyecto Xarxanet.org nos dedicamos a explicar su realidad y a aportar soluciones y sus problemas generalmente redundan sobre los mismos temas. Es por ello que conjuntamente con la Dirección General de Acción Cívica y Comunitaria de la Generalitat de Catalunya, hace tiempo que se decidió promover un servicio de asesoramiento y acompañamiento para entidades. El servicio es totalmente gratuito y cualquier organización sin ánimo de lucro legalmente constituida puede acceder y recibir la ayuda. 

Cuando oigáis el ahogo de la rutina diaria de la entidad, cuando no sepáis hacia dónde avanzar, cuando os encontréis en medio de un mar de dudas, acercaos y hablemos. Seguro que todo se enfocará y veréis que vuestra realidad asociativa es de un valor incalculable y que bien llevada puede ofrecer a la sociedad un gran bien. 

Así pues, buscad Guimerà y gritad: 'He matado al Lobo!' Y que el miedo y el desánimo se conviertan en soluciones y recursos.