COMPROMISO EDUCATIVO Y SOCIAL

BLOG FUNDACIÓN PERE TARRÉS

Agentes de cambio: El empoderamiento como herramienta de Resolución de conflictos

Agentes de cambio: El empoderamiento como herramienta de Resolución de conflictos
Aleix Masramón

Aleix Masramón
Equipo del Servicio de Intervención en el Espacio Público de Castelldefels

Ivet Muñoz

Ivet Muñoz
Equipo del Servicio de Intervención en el Espacio Público de Castelldefels

03.06.19

Una de las partes fundamentales de la sociedad tal y como la entendemos hoy, es la ciudad, un espacio donde se encuentra la población, donde se genera comunidad y cohesión social. El escenario donde se desarrollan las normas culturales y sociales para lograr la convivencia es el espacio público, el cual es a la vez el espacio principal del urbanismo, de la cultura urbana y de la ciudadanía. Es un "espacio físico, simbólico y político" (Borja y Muxí, 2000). Todos los colectivos e individuos de la ciudad se expresan en el espacio público, reconocer cómo lo hacen y qué quieren transmitir es imprescindible para su inclusión en la dinámica comunitaria. Es decir, para incorporar a todas las personas en las iniciativas que definirán el modelo de ciudad que queremos.

Los servicios de intervención en el espacio público, utilizando metodologías de acción de investigación-acción participativa y del modelo de comunicación no violenta pretenden entender el conflicto como una oportunidad para cambiar y transformar ciertas dinámicas extendidas en el espacio público .

Desde el Servicio de Intervención en el Espacio Público de Castelldefels, raíz de un diagnóstico de la convivencia, se detectó un conflicto en uno de los parques de la ciudad. El conflicto iba vinculado con un uso masivo y excluyente del espacio público de unos jóvenes y de la generación de ruido y acumulación de suciedad en este parque. Es relevante comentar que este parque se ubicaba entre un conjunto de casas adosadas que significaba que muchos vecinos y vecinas afectados por estos ruidos estuvieran muy molestos con la situación que se llevaba reproduciendo durante un periodo de tiempo prolongado.

A partir de la toma de contacto con las partes participantes: vecinos y vecinas, jóvenes y administración (como gestor de la situación) articulamos un proceso para la resolución de los conflictos donde cada uno de los actores se corresponsabilizaran y se involucraran con la situación.

Por un lado, se trabajó el vínculo con los jóvenes. Este vínculo surgía de intervenciones en medio abierto y mediante talleres en los institutos, conseguimos que los jóvenes se responsabilizaran de los espacios que ocupan y que se sensibilicen con la situación que vivían los vecinos y vecinas. Con los talleres participativos en los respectivos centros surgió la voluntad de emprender la decisión de desplazarse voluntariamente a un espacio sin vecindad y que por tanto, no generaría las molestias que en la actualidad eran conscientes de que generaban. Los y las jóvenes quisieron mostrar que su voluntad es poder hacer uso del espacio público de una forma responsable y cívica, reconociendo los errores e intentando mejorar para no repetirlos; reivindicando, a la hora, su identidad juvenil como herramienta para combatir el poder adulto, entendido como la relación asimétrica entre adultos y jóvenes.
  
Por otra parte, mediante la intervención en medio abierto y el contacto con referentes positivos, supimos cuáles eran las preocupaciones de la vecindad diferenciando la perspectiva del conflicto de cada uno de los vecinos y vecinas. Intentamos introducirlos en el proceso de resolución alternativa de los conflictos, ya pesar de la dificultad, se logró generar un círculo de diálogo entre los propios vecinos y vecinas para hablar de la situación. Una vez supieron la voluntad de los jóvenes de desplazarse voluntariamente a un lugar más idóneo cambiaron su visión generalizada hacia ellos, reconociéndose como interlocutores dentro de la comunidad. A la vez, se han dado cuenta de que la convivencia es cosa de toda la comunidad. Con ello, hemos conseguido que se agrupen como colectivo de vecinos y vecinas en algunas actividades, lo que también fomenta la participación en entidades del barrio, como por ejemplo la Asociación de Vecinos.

Una vez analizada la situación incluyendo el punto de vista de los propios jóvenes y la vecindad, se trasladó la propuesta a los representantes técnicos y políticos del Ayuntamiento. Inicialmente, el consistorio se mostró muy preocupado por esta cuestión debido a las quejas vecinales. Al conocer las propuestas de los jóvenes para utilizar un espacio que no generara molestias al vecindario, acogieron las propuestas dándoles respuesta a nivel de infraestructuras para adaptar el espacio de acuerdo a las propuestas juveniles. A cambio pedían un compromiso respecto el cuidado del espacio y el descanso de los vecinos del parque donde se reunían. Esto refleja la importancia de acercar las propuestas de los jóvenes en el cuerpo técnico y político, efectuando un reconocimiento mutuo de agentes en la ciudad.

En este caso queda evidenciado que la gestión alternativa del conflicto ha supuesto una oportunidad para mejorar las relaciones entre vecinos y jóvenes, así como por el reconocimiento de los jóvenes como un actor político por parte del consistorio. Las interacciones sociales son fluctuantes y por tanto, quieren de un seguimiento que garanticen los acuerdos consensuados y que atiendan las nuevas necesidades del espacio público y de los colectivos que forman parte. Así pues, aquellos aspectos a tener en cuenta para la gestión alternativa del conflicto en el espacio público serán: la inclusión de toda la comunidad en el dimensionamiento del conflicto, el reconocimiento mutuo de los agentes que participan y la valoración de las necesidades de cada colectivo. Sin embargo, ponemos énfasis en el hecho de dar valor a las propuestas y la corresponsabilización de la comunidad en la toma de decisiones de la ciudad, logrando así también, la generación de dinámicas de convivencia estables.