EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

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7 motivos para estar agradecida de ser docente y 1 reto de futuro

7 motivos para estar agradecida de ser docente y 1 reto de futuro

Lisette Navarro Segura
Profesora del Grado en Educación Social y Trabajo Social, del Máster universitario MEIA y del Postgrado de Experto universitario en herramientas para la intervención socioeducativa para profesionales de la acción social.
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23.09.21

Con motivo del día mundial del docente, me gustaría exponer siete motivos por los que me siento agradecida de ser docente y plantear el que para mí es el mayor reto que tenemos por delante. Motivos de agradecimiento hay muchos más, así como retos, pero, en cualquier caso, mencionaré los que considero más relevantes.

1) El primer motivo para estar agradecida de ser docente es poder compartir lo que tú conoces. Puede ser mucho o puede ser poco, pero los docentes consideramos muy importante eso de compartir. Nos encanta mostrar con pasión lo que hemos descubierto previamente y consideramos que puede ayudar a otras personas. Tenemos pasión por aprender y se demuestra en la pasión por enseñar.

2) A menudo estamos con personas más jóvenes que nosotros. Esto puede parecer una tontería, pero la juventud tiene una vitalidad y energía nueva, fuerte y estimulante. Trabajar con personas jóvenes te contagia este espíritu, esta vitalidad. Y lo que es más importante, te recuerda que, como docente, se debe intentar ver la realidad desde esta mirada de tener todo el camino por delante.

3) Al estar abiertos a esta ilusión vital el docente també experimenta un aprendizaje continuo de todo lo que los estudiantes te aportan. Aunque son aprendizajes que no suelen estar en los libros, son aprendizajes muy valiosos para la vida. Te hacen estar al día, conocer las novedades que aparecen, las nuevas tendencias sociales, etc.

4) Ser docente te aporta también la posibilidad de poner tu granito de arena en la contribución al día de mañana. Estás plantando la semilla de los que serán los adultos y profesionales del futuro. Incidir en valores, actitudes y comportamientos de aquellos que en breve serán el cuerpo fuerte de la sociedad es un privilegio.

5) Y también es de privilegiados poder trabajar en un espacio y una realidad cambiante cada día. Los docentes nunca sabemos qué sucederá en clase. No sabes qué te preguntarán, no sabes qué responderán a tus preguntas... todo ello genera una incertidumbre que aporta que cada día, y a pesar de que haya tareas repetitivas, siempre sean diferentes.

6) Fruto de esta incertidumbre, se genera el hecho de tener que estar siempre abierto de mente. Siempre predispuesto a replantearte lo que piensas. Aceptar críticas, planteamientos diferentes o que tú no habías tenido en cuenta hasta ese momento... En un aula se pueden generar momentos que te hagan salir de clase muy diferente a como entraste...

7) Y finalmente, el privilegio más grande es el poder trabajar con personas. Tener que ser un modelo y un referente para aquellos que acabarán aplicando lo que tú les enseñas, poderlos acompañar en su camino profesional y también vital. Escucharlos. Relacionarte de persona a persona.

Tanto es así, que para poder seguir disfrutando de estos privilegios hay que ser capaz de hacer frente al mayor reto de estos tiempos que corren: lograr captar su motivación y aportar valor a la clase con lo que los vídeos y las redes sociales no les pueden ofrecer.

No es nada fácil, todos y todas las docentes lo sabemos. Pero esto es lo que hace tan apasionante nuestra profesión. ¡Feliz día de los docentes!

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